CAPÍTULO 12: "Sentimientos"

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Sarada observaba los pies de Shikadai. Iban y venían. Su sonido era imperceptible.
Se habían detenido en un punto. La Uchiha se asomó apenas para ver el panorama.

Su corazón latía muy fuerte. No sólo por la adrenalina, sino por contemplar la figura de aquel hombre que acababa de besar.

Él sostenía la alcancía de yeso que había pertenecido a Himawari, la cual se encontraba vacía.
Se trataba de una figura de un pequeño zorro color naranja, con nueve colas y sus grandes ojos rojizos.

Shikadai respiraba rápido. Sus manos temblaban.
Sarada había puesto la computadora debajo de su abdomen y ambos esperaban pacientemente la llegada o, en su defecto, partida del visitante.

Los ruidos se intensificaban. Los pasos comenzaban a escucharse cada vez más cerca.

Shikadai tenía el ceño fruncido, las piernas separadas y elevaba la alcancía. Se había colocado detrás de la puerta, para darle el tiempo suficiente para reaccionar.

El picaporte giró y el rostro del Nara se transformó.
Debía ser preciso o no la contarían.

Al abrirse rápidamente la puerta, Shikadai se avalanzó al hombre, quien tenía una gran contextura física a comparación de Shikadai.
Él golpeó la nuca del tipo, haciendo que éste soltara el arma que traía en sus manos.

Sobó el lugar donde el muchacho le había golpeado y lo miró a Shikadai.
Sarada estaba atónita. Ese era uno de los asesinos de Boruto, uno de los causantes de tanto dolor en su corazón.

El hombre estaba por golpear de un puñetazo al Nara, cuando Sarada sujetó la computadora y gritó:

—¡¡DÉJALO!!—atrayendo la atención del visitante, regocijándose de ese rostro que había implorado piedad años atrás.

—Con que sí volviste, pequeña rata—cuando se dirigía hacia la azabache, Shikadai actuó con mayor rapidez, utilizando la culata de su propio revólver en su sien.

El hombre cayó en los pies de la chica. Ella lo observaba con temor.

—¡¡NO TE QUEDES AHÍ, SALGAMOS DE ESTE LUGAR!!—ordenó el Nara y ambos  corrieron a la salida.

Salieron de allí y se dirigieron al sitio donde había guardado el auto que Gaara había alquilado.
Sarada subió del lado del acompañante, mientras Shikadai tomó el volante.

Arrancó el vehículo y se marcharon rápidamente de allí.

Sarada observó la camioneta en la que había llegado el hombre y memorizó la patente.

Con las manos temblorosas y el corazón a punto de estallar, Shikadai mordía su labio inferior.

Sarada lo notaba nervioso. Sin embargo, no quiso decir nada porque sabía que podría generar una discusión.

La azabache abrazaba la computadora y miraba por la ventanilla. El aire fresco le alborotaba las ideas.

Suspiró.

¿En qué estaba pensando cuando besó al moreno? ¿Será que sintió miedo de perderlo?

Realmente no sabía el motivo. Pero lo hecho, hecho estaba.

—Debiste quedarte debajo de la cama—comenzó diciendo Shikadai—, un poco más y ninguno de los dos la contábamos.

Sarada apretó su mandíbula.

—Tú fuiste aún más imprudente, Shikadai—reprochó la Uchiha, dirigiendo su vista al muchacho—¿Qué hubiera pasado si ese tipo te nockeaba? Allí estaríamos perdidos.

Prófugos~ShikaSara (FINALIZADO) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang