CAPÍTULO 9: "Necesito Distensión"

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Kawaki había regresado a su casa con un sabor más que amargo.

Revoleó las llaves de su moto y caminó rápidamente hacia su habitación. El reciente Uzumaki vivía en una casa ubicada en una residencia lujosa.

Constaba de dos pisos:
En la planta baja, había una gran sala que utilizaba para recibir a clientes, empleados y demás.
En la planta alta, se encontraba su habitación y la de su tutor, el hombre que lo había criado desde que tenía uso de memoria.

Las llaves que había arrojado, fueron levantadas por su mayordomo.

-Señor Kawaki... -espetó en su típico tono tranquilo.

El aludido volteó y mostraba su expresión de ira.

-¿Qué quieres, Boro? -Colocó su índice y pulgar en el entrecejo.

-El señor ha regresado... -exclamó con seriedad y le dio un sobre.

El joven lo tomó y miró al hombre. Sus arrugas denotaban que el paso de los años lo habían vuelto un anciano serio e inexpresivo.

Sin embargo, el trato constante con Kawaki, lo había llevado a comprender lo que sucedía a su alrededor, siendo una de las pocas personas en comprenderlo.

-Gracias, Boro-sostuvo el papel un segundo y cambió el rumbo.

El viejo mayordomo lo observaba.

-Buena suerte, Kawaki.

[...]

El muchacho se detuvo un instante frente a la habitación.

Temía abrir la puerta y reencontrarse con aquel hombre misterioso.

-No te quedes parado como un tonto, Kawaki-la voz grave que provenía de la habitación, aterrorizaba al muchacho-. Hazme el favor de pasar y sentarte aquí.

Kawaki era un joven arrogante. Con todos se comportaba de forma altanera y no le importaba pisotear cabezas.

Sin embargo, cuando el hombre que lo crió se encontraba frente a él, ese perfil altivo se desmoronaba.
Jigen, ese misterioso hombre que se tomó el tiempo para criarlo como si fuera su hijo, lo transformó en su mejor versión.

Kawaki dio sus primeros pasos y cerró la puerta.
Lo observó detenidamente. Ya no era el mismo de antes...

Se encontraba sentado en su cama, con los ojos vendados y sus manos quemadas.

-¿Qué rayos...? -lo miraba con cierta preocupación.

Si bien, no hacía mucho que lo había visto, ese no era el aspecto con el que esperaba encontrarse.

-Gajes de oficio, Kawaki-el hombre era más perceptivo de lo que parecía.

El muchacho mostraba cierto temor ante el panorama que traía su padrastro. Esas heridas no correspondían a un accidente laboral. Sino, más bien, de un atentado o un asalto.

-¿Qué hiciste? -no necesitó darles vueltas al asunto. A fin de cuentas, ahora tenía más poder que él.

-Hice lo que tenía que hacer. Ya que no eras capaz de sacar la basura como debías... -ironizó.

La jaqueca comenzaba a molestar a Kawaki. Masajeaba su sien y resoplaba.

-¿Qué te tiene de mal humor? -inquirió con tranquilidad.

-Es demasiado. Me cuesta acostumbrarme... -masculló.

Jigen estiró su brazo y lo invitó a sentarse a su lado. El muchacho se acercó lentamente y se ubicó en sus pies, dándole la espalda.

Prófugos~ShikaSara (FINALIZADO) Where stories live. Discover now