CAPÍTULO 10: "Delirio De Condenados"

57 11 1
                                    

La playa no había cambiado en absoluto: Las olas, la brisa fresca y húmeda; las gaviotas que se alejaban lentamente, abandonando la costa hacia un nuevo rumbo; la arena tan cálida como áspera.

Sarada mantenía sus ojos cerrados y sus otros sentidos a pleno esplendor.

Intentaba conectar su alma con la de Boruto, quien aún permanecía allí.

—He vuelto... —susurró—Este será el primer paso hacia la verdad.

Se recostó sobre la arena, observando la calma que regalaba el cielo.

                             [...]

Shikadai revisó todos los archivos que la familia Uzumaki guardaba allí.
Encontró algunas facturas, actas firmadas por Naruto y demás. Pero no era lo suficiente para demostrar su inocencia.

Se agarró la cabeza.

—¿Dónde rayos habrá más?—inspeccionó rápidamente con la mirada y divisó una computadora portátil.

Fue hacia ella y pulsó el botón de encender. Pero no tuvo suerte.

—¡Maldita sea! —comenzó a revisar cajones y muebles para buscar el cargador. Cuando lo encontró, lo conectó inmediatamente y notó que la batería estaba completamente vacía.

Suspiró.

Caminó con cuidado y observó los rincones. Aún guardaba viejas manchas de sangre.

—Me encantaría poder limpiar esto, pero eso significaría que borre muchas pruebas—rascó su nuca—. Aunque, siendo franco, ya estamos contaminando bastante.

Salió de la casa. Necesitaba respirar aire puro.

Al caminar por la playa, divisó a Sarada tirada sobre la arena.
Shikadai se exaltó y corrió hacia ella, preocupado.

—No ahora... —pensó.

Al llegar, se mantuvo quieto. Observó la expresión de Sarada. Respiraba con tranquilidad.

—Con que te dormiste aquí... —se agachó y acomodó el cabello de la chica.

Su rostro delicado, mostraba ternura y serenidad.

Se sentó a su lado y miraba cómo dormía. Shikadai se sentía extraño al hacerlo, pero no pudo evitar comparar situaciones.

—Ella siempre se veía ansiosa. Sin embargo, tú te ves increíblemente apacible—musitó y se recostó con los brazos bajo la nuca—. Me da mucha paz interior—sonrió.

Sarada estaba dormitando. Notó que una brisa cálida se había arrimado y ella, pero sus pesados párpados no le permitieron despertar por completo.

—Gracias... —susurró.

El Nara lo había oído.

—Tienes razón, Boruto aún sigue en este lugar—respondió sin quitar la vista del cielo—. Pero, a pesar de todo, él sigue vivo en tu corazón y no podrás olvidarlo.

Con un deje de nostalgia y con la mayor fuerza de voluntad, Sarada abrió sus ojos y observó al moreno.

—Boruto... —el joven volteó a verla—Él me dijo que debía seguirte.

Shikadai no comprendía lo que Sarada expresaba. A lo mejor, estaría algo dormida.

—Estoy seguro de que llegaremos al final de todo esto—aseguró.

La azabache se levantó y sacudió la arena de su ropa.

—Bien, me toca— caminó lentamente.

Prófugos~ShikaSara (FINALIZADO) Where stories live. Discover now