CAPÍTULO 4: "La Verdad Oculta"

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La hipótesis que manejaba Shikadai era indiscutible: no existía otro Boruto que el hijo de Naruto Uzumaki y eso lo sabía perfectamente.

Por cuestiones del azar o el destino mismo, se topó con la persona que jamás había imaginado.
Una que no conocía ni había oído hablar.
Los noticieros habían mancillado el nombre de Sarada. La cárcel, su espíritu y voluntad. Sólo el recuerdo de Boruto la mantenía despierta y de pie,dispuesta a encontrar al culpable.

—¿Tú eres Sarada Uchiha? —la voz del Nara le causaba pánico. Ese tono imperativo le recordaba a las reas que tanto la habían castigado.

—Dai, no seas tan cruel con la chica—la armoniosa voz de una mujer la había calmado.

Recordaba el momento cuando Tsunade había aparecido en el momento justo para salvarla.

—Tsk… —sujetó el periódico y lo enrolló— Es inútil.

La bronca de Shikadai era comprensible hasta cierto punto. Él tenía sus razones, pero Sarada no los conocía.

—¡Eres un descuidado!—la chica golpeó la cabeza del Nara y frunció el ceño —¿No te das cuenta que no se encuentra bien? ¡Qué desconsiderado! —la muchacha cruzó sus brazos y volteó su rostro.

—Iré a tomar aire. Estoy sofocado—hurgaba sus bolsillos.

—Fumar no te beneficiará —espetó.

Shikadai la miró de soslayo y luego rodó los ojos.

—Es mi vida, ¿Ok? A quién debes cuidar es a Shinki, no a mí —exclamó y azotó la puerta.

Sarada no comprendía absolutamente nada.

Sólo no podía dejar de ver el fastidioso comportamiento de aquel hombre que vio apenas abrió los ojos.

Necesitaba huir. No obstante, su espalda dolía y las quemaduras aún la mortificaban.

—No te preocupes por él. Es un necio y se le pasará pronto—se disculpó la joven.

—No pasa nada—respondió la azabache.

—¡Me alegra verte despierta! —exclamó la chica, sonriendo.

—¿Dónde estoy? —inquirió Sarada, observando detenidamente la sala donde se encontraba.

—Pues, este es el consultorio de Shinki. Él y yo estuvimos atendiéndote mientras estuviste inconsciente—tomó las manos de la Uchiha y agregó: —Por cierto, me llamo Chouchou.

La joven tenía el cabello castaño oscuro. Su tez trigueña y sus ojos ámbar le daban una belleza sin igual. Su amabilidad era lo que primero podían percibir de ella.

—Yo… —Sarada dudaba. El muchacho de antes la había dejado descolocada y temía al pensar lo que sucedería si él comprobara que ella sí era la persona que pensaba.

—No te preocupes por eso. Ya habrá tiempo para que me cuentes tu historia—Chouchou se retiraba lentamente, pero antes añadió: —Cuando lo desees, podrás levantarte. Pero si sientes dolor, es mejor que sigas reposando.

Sus ojos brillaban. La energía emanada de aquella chica era muy cálida.

—Muchas gracias—exclamó Sarada.

                         [...]

Shikadai se encontraba en el patio de la casa.
Tenía su pierna doblada y su pie apoyado en la pared, al mismo nivel que su espalda.

Una mano la tenía en su bolsillo y la otra cargaba el cigarrillo.
Cada calada significaba un motivo de ansiedad por parte del Nara.

—No deberías ser tan severo con la chica— la suave voz de Chouchou se acercó a él.

Prófugos~ShikaSara (FINALIZADO) Where stories live. Discover now