CAPÍTULO 8: "Encuentro"

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Shikadai estaba contemplando el cielo matutino.
La brisa hacía que su revoltoso cabello danzara al ritmo de su pasar.

Él mantenía los ojos abiertos y su corazón cerrado. Debía enfrentar una de las primeras pruebas para saber la verdad. Y esa era Yodo.

—¿Estás listo?— inquirió Shinki, jugando con un pequeño manojo de llaves.

—No era necesario que lo hicieras, primo—se excusó.

—Que alquile un auto, no significa que vaya a ser un gasto excesivo—se encogió de hombros—. Además, esto lo hago por ti y tu felicidad—sonrió.

El moreno resopló. Guardó sus manos en los bolsillos y adelantó el paso.

Al pasar por la casa, Chouchou abrazó a su novio y exclamó: —Tengan cuidado... —no era burlesco. Por el contrario, ella se mostraba preocupada.

—Estaremos bien—Shinki acarició la mejilla de su amada y le depositó un delicado beso en la frente.

A escasos metros, Sarada observaba la situación. Su corazón latía muy rápido y sus manos temblaban.

<<¡¡ME PROMETÍ QUE NO LLORARÍA MÁS Y QUE REGRESARÍA AL LUGAR DONDE ME ARREBATARON TODO!!>>

Sarada recordaba aquellas palabras.
La profundidad con la que las expresaba y el dolor e impotencia por haberse mantenido oculto por tanto tiempo, le daba las fuerzas que tanto necesitaba.

El Nara contaba los cigarrillos que tenía en la caja y guardaba el encendedor. Él trataba de distraerse con cualquier tontería antes que pensar que vería a Yodo.

—Shikadai... —él alzó la mirada y se encontró con las orbes oscuras de Sarada— No cometas ninguna locura.

El moreno suspiró y posó sus manos en los hombros de la chica.

—Estaré bien—sonrió —. Haré lo posible para que Yodo me diga lo que sabe.

Pero la preocupación de Sarada no era por el peligro que lo esperaba. Sino por otro motivo que desconocía.

Ella deseaba acompañarlo, no quería que volviera a sentirse solo.
Sarada sabía perfectamente lo que era perderse en la soledad, perdiendo la esperanza de sonreír y volver a aferrarse a la libertad.

Ella conoció el horror de haber sido culpada injustamente.
Que la torturaran cada vez que podían. Supo lo que era ser quemada, cortada con armas blancas, golpeada en todo el cuerpo, que la desmotivaran a tal punto que ella olvidara que existía gente que aún la necesitaba.

Sin embargo, al huir de esa horrible prisión, conoció a la tragedia que pasaban otras personas.

Más específicamente, la tragedia de Shikadai, una de la cual estaba relacionada con ella.

—Quiero ir contigo—susurró.

Shikadai la había oído. Abrió sus ojos, sorprendido y no sabía qué hacer o responder.

—Vamos, Dai—exclamó su primo.

Shikadai soltó los hombros de Sarada.

Bajó la mirada y respondió en voz baja, para que sólo ella lo escuchara:

—Este es un asunto personal y debo encargarme solo—cerró sus ojos—. Pero la próxima vez, vendrás conmigo.

La azabache sintió un gran alivio. Sabía que, a pesar del extraño comportamiento del Nara, ella podía contar con su apoyo para salir adelante.

—Cuídate mucho, Dai—Chouchou se mostraba entusiasmada y saludaba con euforia a los hombres.

Cuando los dos subieron al vehículo y se retiraron, Chouchou suspiró y buscó la mirada de Sarada.

Prófugos~ShikaSara (FINALIZADO) Where stories live. Discover now