Capítulo 18

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Sebastian Bower

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Sebastian Bower

Tamara Rawlins, ¿Cómo comienzas a describir a alguien como ella? La primera palabra que se me viene a la mente es preciosa, pero esa solo es una palabra superficial, que no abarca todo lo que ella esconde, es solo la punta del iceberg.

La primera vez que la vi estaba sentada debajo de un árbol en la universidad. Traía los audífonos puestos y leía lo que al principio creí era un libro, pero después de observarla unos segundos descubrí que eran partituras. Su fechillo estaba un poco despeinado por el aire y su cabello negro caía graciosamente por los lados de su rostro enmarcando su cara.

Yo estaba conversando con unos compañeros de mi equipo, pero no dejaba de verla. Estaba decidido a hablarle, pero cuando estaba por separarme de mi grupo y caminar hacia ella, otro se me adelanto. Un castaño que tenía en dos de mis clases la abordo, creo, invitándole un café, no estaba lo suficiente cerca para oír su conversación, pero si para ver sus expresiones. Ella lo rechazo sin duda porque el tipo se alejó del lugar decepcionado. Pero lo que me impacto fue lo que paso después. Ella al ver que se iba el chico abrió la boca como para decirle algo, pero el sujeto ya se había marchado. En ese instante vi sus ojos azules, del más hermoso azul que pude haber imaginado, los vi llenarse de lágrimas. Tomó un respiro y volvió a su música, como si eso fue ya algo común.

Me pregunté << ¿Cómo un ángel tan hermoso como ella puede tener de igual manera bella y melancolía en su ser?>> Porque todo en ella gritaba eso, desde su falda azul cielo con el suéter enorme, el estuche de violín que estaba a su lado, hasta las hojas secas del árbol donde se encontraba irradiaban tristeza y hermosura por igual.

Verla así me recordó a un poema que mi mama le leía a mi hermana cuando era más niñas "Triste Mariposa Linda".

Volando de flor en flor,

la vieron en primavera,

envidiaron su hermosura

y no vieron su ceguera.


Sus grandes ojos oscuros

dejaron ver su tristeza,

aun siendo una mariposa

de extraordinaria belleza.


Triste mariposa linda,

entre todas las más bella,

aunque sus ojos no vean

todos la miran a ella.

Quise con todo mi ser hablarle y saber cual era la razón de su tristeza, pero como acércame siendo un completo desconocido. Decidí esperar a la próxima vez que la viera. Lo cual no paso después de mucho tiempo cuando la volví a ver del brazo de mi mejor amiga y supe que era el destino.

Ahora no puedo creer que esa hermosa triste mariposa sea mi novia, que haya dormido en el cuarto de a lado, que haya desayunado la patética avena que se preparar y que después de eso la haya llevado a su casa, que nos despidiéramos con un delicado beso y ella me dedicara la sonrisa más radiante que había visto en su rostro.

Entre besos y engaños. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora