Snape

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Todos los alumnos estaban formados en cada una de sus casas en el gran comedor con el profesor Snape y los Carrow en frente.

—Me han informado —dijo Snape con voz fría —que vieron a Harry Potter en Hogsmade, así que, si cualquiera estudiante o maestro pretendiera ayudar al señor Potter, será castigo de una manera consistente con la severidad de su infracción y aún más cualquiera que esté al tanto de estos eventos y evite confesarlo ahora será acreedor a un castigo igual… Muy bien si alguien aquí sabe algo de los movimientos de Potter de esta noche… lo invito a que pase al frente… ahora.

Por un momento el gran comedor se quedó en silencio hasta que Harry aparecio justo en la mitad. Todos voltearon a ver asombrados

—Parece que a pesar de sus exhaustivas estrategias de defensa aún tiene un problema de seguridad director… —dijo Harry dando unos pasos hacia el ahora director. En ese momento los miembros de la orden aparecieron por la puerta del gran comedor. —Y uno bastante grande diría yo… — suspiro reprimiendo la ira. —Que agallas de tomar su lugar… Dígales lo que paso es noche. Dígales como lo miro a los ojos… al hombre que confió en usted… y lo mato —termino Harry, sacando su varita, pero fue la profesora McGonogall la que se puso enfrente del chico y empezó una lucha con Snape, hasta que escapo, mientras que los Harry ataco a los Carrow.

—Crucio! —Grito Harry
El mortífago se elevó del suelo, se debatió en el aire como si se ahogara, retorciéndose y chillando de dolor, y por fin, con gran estrépito de cristales rotos, se estrelló contra una librería y cayó inconsciente al suelo hecho una bola.

—Ahora entiendo lo que quería decir Bellatrix —exclamó Harry, que notaba latir la sangre en las sienes—: ¡Tienes que sentirla!

El gran comedor quedo libre del director y sus secuaces y todos los alumnos festejaron hasta que una voz resonó en todo el comedor. Era una voz aguda, fría y clara, y parecía provenir de las mismas paredes. Se diría que llevaba siglos ahí, latente, como el monstruo al que una vez había mandado.

—Sé que están preparándose para luchar. —Los alumnos gritaron y muchos se agarraron unos a otros, mirando alrededor, aterrados, tratando de averiguar de dónde salía aquella voz—. Pero sus esfuerzos son inútiles; no pueden combatirme. No obstante, no quiero mataros. Siento mucho respeto por los profesores de Hogwarts y no pretendo derramar sangre mágica.
El Gran Comedor se quedó en silencio, un silencio que presionaba los tímpanos, un silencio que parecía demasiado inmenso para que las paredes lo contuvieran.

—Entréguenme a Harry Potter —dijo la voz de Voldemort— y nadie sufrirá ningún daño. Entréguenme a Harry Potter y dejaré el colegio intacto. Entréguenme a Harry Potter y serán recompensados. Tienen tiempo hasta la medianoche.

El silencio volvió a tragarse a los presentes. Todas las cabezas se giraron, todas las miradas convergieron en Harry y T/N, y ellos se quedaron paralizados. Entonces en el grupo de Slytherin, alguien alzó la voz T/N reconoció a Astoria Greegass, que alzó una temblorosa mano y gritó:

—¡Pero si está ahí! ¡Potter está ahí! ¡Que alguien lo Atrape!

Harry no tuvo tiempo de reaccionar, porque de pronto T/N se puso frente a él seguido por Draco quien desafío con la mirada a las serpientes quienes se quedaron nerviosos y sin moverse ante la mirada de su líder, luego se acercaron Ron y Hermione, a los pocos segundos se vio rodeado de un torbellino de los alumnos de Gryffindor y plantaron cara a los de Slytherin; a continuación se reunieron los de la casa de Hufflepuff, y casi al mismo tiempo los de Ravenclaw, y se situaron todos de espaldas a Harry, mirando a Astoria. Harry, abrumado y atemorizado, veía salir varitas mágicas por todas partes, de debajo de las capas y las mangas de sus compañeros.

—Gracias, señorita Greengrass —dijo la profesora McGonagall con voz entrecortada—. Usted será la primera en salir del castillo con el señor Filch. Y los restantes de su casa pueden seguirla.

Harry oyó el ruido de los alumnos de Slytherin saliendo en masa desde el otro extremo del Gran Comedor. Pero de ese grupo dos alumnos salieron y se dirigieron hasta ellos.

—Ron! —grito Pansy quien corrió hasta sus brazos y lo abrazo. —Estas… bien —dijo con nervios y angustia contenida.

—Perfecto… —contesto Ron con una sonrisa mientras le plantaba un corto beso.

Por su parte Blaise también había corrido junto su amiga, pero al verse rodeado de todo un grupo de Weasley que protegían a Ginny, decidió quedarse a lado de la pelinegra. Pero la pelirroja corrió hasta él y lo abrazo.

—Me alegro que este bien —dijo el moreno aun con nervios por la cercanía de sus hermanos. Pero Ginny lejos de avergonzarse le sonrío.

—Pansy debemos irnos —dijo Blaise una vez se separo de Ginny. La pelinegra lo miro sin entender. —no es nuestra guerra, Pansy, si los mortifagos entran… —se detuvo unos momentos mirando a los demás reunidos y suspiro reuniendo fuerzas —si nuestros padres nos ven…

El simple hecho de que Blaise nombrara a sus padres fue suficiente para poner a Pansy completamente tensa, pero como buena Slytherin supo controlar sus nervios.

—Cuidate —dijo Ron quien entendió la situación de la chica y con una sonrisa la hizo sentir protegida y comprendida, así que se separo de él y fue hasta Blaise, quien miraba a Ginny, que a diferencia de su hermano no tenia ninguna sonrisa en el rostro al contrario lo miro con profundo resentimiento antes de alejase de él, he ir junto a sus hermanos. Blaise solo pudo susurrar un Lo siento antes de irse junto a Pansy.

Sentimientos ocultos (Harry Potter y tu) (Dramione) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora