Encuentro

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Una mañana los chicos se preparaban para ir al callejón Diagon para comprar las cosas del colegio y conocer la tienda de los gemelos.

Los cuatro chicos entraron en una pequeña tienda. A primera vista parecía vacía, pero tan pronto la puerta se hubo cerrado tras ellos, oyeron una voz conocida detrás de un perchero de túnicas de gala con lentejuelas azules y verdes. T/N reconoció la voz al instante e instintivamente volteo a ver a Hermione que quedó con el corazón acelerado al escuchar esa voz.

—…ningún niño, por si no te habías dado cuenta, madre. Soy perfectamente capaz de hacer las compras por mi cuenta.

Alguien chascó la lengua, y luego una voz que Harry identificó como la de Madame Malkin dijo:

—Mira, querido, tu madre tiene razón; en los tiempos que corren no es conveniente pasear solo por ahí, no tiene nada que ver con la edad…

—¡Quiere hacer el favor de mirar dónde clava el alfiler!

Un adolescente pálido, de facciones afiladas y cabello rubio platino, salió de detrás del perchero. Llevaba puesta una elegante túnica verde oscuro con una reluciente hilera de alfileres alrededor del dobladillo y los bordes de las mangas. Dio un par de zancadas, se colocó ante el espejo y se miró; tardó unos instantes en ver a Harry, T/N, Ron, cuando miro a Hermione simplemente no pudo evitar sonreír

—Draco! —grito T/N que no pudo evitar ir corriendo hacia el para abrazarlo.

Draco estaba feliz de ver a T/N, pero no podía dejar de ver esos ojos color miel de Hermione.

Narcisa Malfoy salió de detrás del perchero con aire despreocupado.

—T/N… —dijo con frialdad algo que hizo que T/N se estremeciera y Harry por instinto se acercó, pero la mirada de Narcisa Malfoy estaba en su hijo, siguió sus ojos y se encontró con los de Hermione.

—Vamos, hijo —continuo Narcisa, y le lanzó una mirada de profundo desprecio a Hermione—, ahora veo la clase de gentuza que compra aquí.

Hermione bajo su cabeza y Draco se puso tenso e impotente, se quitó la túnica y la dejo en el suelo y siguió a su madre, pero cuando estuvo cerca de Hermione, tomo su rostro y la beso, ella tardo unos segundos en reaccionar, pero al final se dejó llevar, era un beso que ambos deseaban y añoraban hace semanas, la madre de Draco por su lado miro a su hijo con expresión de furia y se acercó a ambos, cuando se separaron.

Hermione bajo su cabeza y Draco se puso tenso e impotente, se quitó la túnica y la dejo en el suelo y siguió a su madre, pero cuando estuvo cerca de Hermione, tomo su rostro y la beso, ella tardo unos segundos en reaccionar, pero al final se dejó ...

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—Acabas de firmar su sentencia de muerte —dijo molesta mirando fijamente a su hijo.

La cara de Draco era de felicidad y alivio al sentir los labios de Hermione, pero al escuchar las palabras de su madre cambio inmediatamente a una de miedo y rencor, haciendo que su respiración se intensificara y apretara con fuerza la mano de Hermione, pero ella la soltó y se alejó, Draco la miro con tristeza en sus ojos y simplemente siguió a su madre fuera de la tienda.
Cuando ambos salieron T/N corrió a abrazar a Hermione que al sentir los brazos de su amiga soltó varias lágrimas.

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Al cabo de unos minutos cuando los chicos compraron sus túnicas salieron del lugar y se dirigieron a la tienda de los gemelos

Harry y Ron fueron los primeros en entrar en la tienda, tan abarrotada de clientes que Harry no pudo acercarse a los estantes, se abrió paso entre la multitud hasta el mostrador.

—«Fantasías patentadas»… —Hermione había logrado acercarse a un gran expositor y leía la información impresa en una caja con una llamativa fotografía de un apuesto joven y una embelesada chica en la cubierta de un barco pirata—.  ¡Caramba, esto es magia muy avanzada! —comentó Hermione mirando a Harry.

—Por haber dicho eso, Hermione —los sorprendió una voz a sus espaldas—, puedes llevarte una gratis.

Harry y Hermione se dieron la vuelta y vieron a Fred, que sonreía radiante. Llevaba una túnica de color magenta que desentonaba con su cabello pelirrojo.

—¿Cómo estás, Harry? —Se estrecharon la mano—. ¿Y T/N?

—Fred!  —contestó T/N, mientras se acercaba y se abalanzaban hasta el.

—¡Pequeña! Ya te extrañábamos vamos voy a enseñarles todo.

Harry y T/N siguieron a Fred hacia el fondo de la tienda, donde había un tenderete con trucos de cartas y de cuerdas.

—¡Trucos de magia muggle! —explicó Fred con entusiasmo, señalándolos—. Para los bichos raros como mi padre que se pirran por las cosas de muggles. No dejan mucha ganancia, pero se venden bien; la gente los compra por la novedad. ¡Ah, mira, ahí está George!

El hermano gemelo de Fred le dio un enérgico apretón de manos a Harry. Y luego abrazo a T/N.

—¿Le estás enseñando nuestros tesoros? Vengan al reservo, ahí es donde de verdad ganamos dinero.

—Es polvo de oscuridad instantánea; lo importamos de Perú. Resulta muy útil si necesitas emprender una huida rápida.

—Muy útil —admitió Harry, impresionado.

—. Coge lo que quieras, ¿Ok, Harry? Y ni se te ocurra pagar.

—¡Cómo que no! —protestó Harry.

—Aquí no pagas —insistió Fred, apartando el dinero que le ofrecía.

—Pero…

—Tú nos diste el dinero para abrir este negocio, no creas que lo hemos olvidado —intervino George con seriedad—. Llévate lo que te apetezca, y si alguien te pregunta, acuérdate de decirle dónde puede encontrarlo.

George apartó la cortina y fue a atender a los clientes, y Fred condujo de nuevo a Harry y T/N hasta la parte delantera de la tienda, donde Hermione y Ginny seguían examinando las fantasías patentadas.

Sentimientos ocultos (Harry Potter y tu) (Dramione) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora