Sentimientos ocultos (Harry Potter y tu) (Dramione)

Torre de Astronomía

T/N estaba en el cuarto de Draco recostada en la cama hasta que alguien entro.

—Estas lista para ver el mundo arder.

Tom se quedó en la puerta con la mano estirada esperando su respuesta.
T/N solo lo miro y sus ojos una vez más cambiaron de color, ese verde opaco y frío, se acercó al chico tomó su mano y ambos salieron del lugar.

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Harry y el profesor Dumbledore llegaron a la torre de Astronomía, la más alta del castillo.
La azotea estaba desierta. La puerta de la escalera de caracol por la que se bajaba al castillo se hallaba cerrada y no había ni rastro de lucha, pelea a muerte o cadáveres.

—Ve a despertar a Severus —dijo Dumbledore en voz baja pero clara—. Cuéntale lo que ha pasado y tráelo aquí. No hagas nada más, no hables con nadie más y no te quites la capa. Te espero aquí.

—Pero…

—Juraste obedecerme, Harry. ¡Márchate!

El muchacho obedeció y corrió hacia la puerta que conducía a la escalera de caracol, pero en el preciso instante en que cogía la argolla de hierro oyó pasos al otro lado. Volvió la cabeza y miró a Dumbledore, que le indicó por señas que se apartara. El muchacho retrocedió y sacó su varita.

La puerta se abrió de par en par y alguien irrumpió gritando:
—¡Expelliarmus!

Harry quedo inmóvil, con el cuerpo rígido, y cayeron hacia atrás contra el murete almenado de la torre, donde permaneció apoyado como una estatua que no se tuviera sola en pie, sin poder hablar ni moverse. El profesor lo había inmovilizado sin pronunciar en voz alta el conjuro.

Apoyado contra el muro y aún muy pálido, Dumbledore se mantenía en pie sin dar señales de pánico o inquietud. Se limitó a mirar a quien acababa de desarmarlo y dijo:

—Buenas noches, Draco.

Malfoy avanzó unos pasos, lanzando miradas alrededor para comprobar si Dumbledore estaba solo.

—¿Quién más hay aquí?

—Yo también podría hacerte esa pregunta. ¿O has venido solo?

Malfoy volvió a centrar la mirada en Dumbledore.

—No. No estoy solo. Por si no lo sabía, esta noche hay mortífagos en su colegio.

—Vaya, vaya —repuso Dumbledore como si le estuvieran presentando un ambicioso trabajo escolar—. Muy astuto. Has encontrado una forma de introducirlos, ¿no?

—Tom lo hizo —respondió Malfoy, que respiraba entrecortadamente

—Muy ingenioso. Sin embargo… Perdóname, pero… ¿dónde están? No veo que traigas refuerzos.

—Se han encontrado con algunos miembros de su guardia. Están abajo, peleando. No tardarán en llegar. —dijo Tom mientras entraba al lugar y se ponía a lado de Draco y con T/N de su mano. — Nosotros nos adelantamos. Draco… tiene que hacer un trabajo.

—No! —repuso T/N con dureza —es mi trabajo… mi responsabilidad —T/N saco su varita pero Tom se la arrebató.

—No dejaré que te vuelvas una asesina…

—Y dejaras que Draco lo haga

—Fue mi decisión T/N ya basta —intervino Draco nervioso.

Guardaron silencio. Harry aprisionado en su paralizado e invisible cuerpo, los observaba desesperado por ir hacia T/N mientras aguzaba el oído intentando detectar a los mortífagos que luchaban en el castillo; entretanto, Draco Malfoy seguía mirando fijamente a Albus Dumbledore, quien, aunque pareciera increíble, sonrió.