Capítulo 48

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No hice ningún intento por reprimir mi expresión de enfado y me regresé hacia la cafetería para enfrentarlo. Temía que si lo hacía mañana, el deseo fuera a ser mayor y mi plan se fuera al demonio.

Lo busqué con la mirada hasta finalmente encontrarlo a punto de devorar su cena y caminé a paso firme hacia él. Gus y Sage fueron los primeros en notar mi presencia, y su amigo le dio un codazo a Vaughan. Él alzó su mirada para verme y esbozó aquella divertida sonrisa que últimamente me ponía de los nervios.

—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó él y su hermana aclaró su garganta, algo nerviosa.

La tensión era notable, por lo menos de mi parte, por lo que llené mis pulmones de aire como si aquella acción fuera a otorgarme algo de paciencia.

—Vienes conmigo —le ordené sin más.

El muy cretino se dejó caer sobre el respaldo de la silla y suspiró.

No sé con qué ingeniosa respuesta se aparecería ahora, pero si Mitch lo había descubierto por su culpa, qué más daba que se enterara toda la central.

—Estoy a punto de cenar... —señaló con calma.

Arrastré mis brazos sobre la mesa hasta provocar que su bandeja cayera al suelo y clavé mi mirada furiosa sobre él.

—Ya no —mi voz sonó gélida y la sonrisa aún presente en su rostro me irritaba más.

Él se puso de pie y comenzó a caminar hacia los pasillos mientras yo lo seguía. Al adentrarnos en el área donde ya no se encontraban tantas personas, me digné a hablar.

—¿Qué demonios le dijiste a Mitch? —gruñí.

A él todo parecía importarle una mierda... Como siempre. Su paso era seguro y su mirada tenía un aire de viveza. Cada vez lo comprendía menos...

—Le fue suficiente con vernos.

—Por tu culpa —le recriminé —. Si hubieses tenido un poco más de cuidado, aquello no hubiese sucedido.

Se volteó a verme sin detenerse y sus ojos volvían a tener el mismo efecto de siempre. Aparté mi mirada y suspiré.

—¿Por qué de repente te preocupa? —indagó.

¡Por mi maldito plan! Lo sucedido hoy podía cambiar su actitud ante mí, aunque ya parecía haberlo hecho desde antes. Cuando se suponía que yo tenía que estar jugando con él, él era quien estaba jugando conmigo.

—Hmm... Veamos —comencé a decir —. ¿Tal vez porque a ti no te gustan los shows públicos y que la gente sepa lo que haces?

Él rió por lo bajo y frené mi paso. Cailan hizo lo mismo y estaba intentando con todas mis fuerzas leer su mirada.

¿Por qué estaba actuando tan extraño? Es que estaría volviéndome loca...

—Pareciera como si a ti te importara más que a mí. —Fruncí mi ceño, teniendo dificultades para comprenderlo —. ¿Ahora eres tú quien teme ser vista en público?

Largué una risa sarcástica.

Si por mí fuera, me lo follaría aquí mismo sin preocuparme por nada ni nadie.

—¿Qué le has dicho? —insistí y continuó su paso —¿A dónde vas?

—A mi habitación —se volteó a verme y sonrió pervertidamente —. ¿Quieres acompañarme? —Torcí los ojos.

Sí, pero no podía hacerlo. Sin importar cuánto lo deseara, no podía cagarla.

—Diviértete solo —le mostré mi dedo del medio y me eché a andar.

AVARICIA [+18] © ✔️Where stories live. Discover now