Capítulo 37

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La puerta con su debido número de habitación se encontraba frente a mí y no me atrevía a abrirla. Las manos me sudaban y sentía aquel latido incesante en mi ojo; el conocido 'tic nervioso'.

Me acerqué a ella casi sin pensarlo o sabía que me arrepentiría, y la golpeé con mis nudillos.

Margo fue quien se apareció tras abrirla y divisé a Cailan dentro. Él se encontraba sentado al lado de Donovan y lucía un poco más animado. Lo oía reír por lo bajo y mover la pieza de su juego como si su competitividad usual hubiera regresado.

Donovan era la persona más competitiva del mundo; ni a sus hijos les permitía ganarles.

Sonreí complacida de ver aquello. Poco a poco, parecía como si las cosas regresaban a la normalidad.

El rubio acarició la espalda de Jules y ella le dio una cálida sonrisa pero forzosa.

Me preguntaba si alguna vez las cosas volverían a ser como antes, pero sin vernos envueltos en tantas mentiras.

<<A menos que los muertos revivan, eso es imposible>> me recriminó mi subconsciente.

Él alzó su rostro, dándome una sonrisa de lado, y dirigí mi mirada hacia la pequeña de la familia.

-¿Les ha gustado la comida que les has traído? -le pregunté.

Ella asintió y se acercó a Vaughan, cogiendo su brazo y tirando de él.

-Vámonos -le ordenó -. Val necesita algo de tiempo a solas con mis padres.

Agradecía su gesto. Estar apartada de él estaba entre mis planes y esperaba que me fuera posible cumplirlo.

Él se puso de pie y entrecerró sus ojos.

-¿A cambio de qué?

Rodé mis ojos.

No era demasiado lo que estaba pidiendo...

-No gozas del privilegio como para pedirme algo a cambio -Margo se puso firme -. Te recuerdo que la promesa que le juraste a Broc aún... -Vaughan cubrió su boca con la mano y la fulminó con la mirada.

Por mucho que quisiera seguir intentando ocultarlo, sabía a la perfección sobre qué hablaban.

-Camina, Rowell -exigió él.

Ella se dirigió hacia la puerta y desapareció tras atravesarla.

Cailan se acercó con cuidado hacia mí y bajé mi mirada. Me negaba a encontrarme con sus penetrantes ojos celestes y no tenía otra opción más que evitarlo.

Ansiaba que regresara el día en el que su mirada no tuviera ningún tipo de efecto sobre mí, pero ese día no era hoy. Ahora mismo, aquella sólo me hacía querer llevarlo a la cama y follar.

-Puedo quedarme, si quieres... -susurró y negué.

-No hay necesidad.

Tampoco había necesidad de que hablara demasiado. Creía que esas simples palabras serían suficiente como para que no insistiera y se marchara pero, como siempre que se trataba de él, estaba equivocada.

Llevó su mano a mi mentón y me obligó a observarlo.

-Val... -él sabía que ocultaba algo.

Volver a verlos era como volver a caer en la adicción. ¿Cómo demonios saldría de aquí? No lo sabía, y estaba segura que él tampoco me lo haría muy fácil.

Él examinó mis ojos como si aquellos pudieran otorgarle algún tipo de respuesta y bajó su mirada hacia mis labios.

No había promesa rota ni su personalidad del demonio que me hiciera querer apartarme.

AVARICIA [+18] © ✔️Where stories live. Discover now