Capítulo 2

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DÍA 2.

Me dolían las piernas por estar tanto tiempo de pie y no podía evitar bostezar de vez en cuando.

Desde que la primera persona despertaba, yo también debía hacerlo. Me tocaba inspeccionar cada rincón de este lugar en busca de alguna irregularidad en cuanto a los trabajadores de KEK. Beth, la señora de cocina, era la primera en despertar; eso significaba que me tocaba abrir mis ojos a las 4 a.m. Preparar el desayuno para cientos de personas hambrientas no era ninguna broma.

Observé la hora en mi reloj y ya casi me tocaba el descanso del almuerzo.

—Hola, Val —Uker se atravesó en mi paso y rodé los ojos. Su intento de voz seductora me daba ganas de vomitarle el rostro —. ¿Quieres que traiga tu almuerzo, pastelito? —Confirmo. Estaba a punto de vomitar.

Lo aparté de mi camino para que me permitiera continuar con mi trabajo.

No era la primera vez que tenía este tipo de encuentro con él y, lo peor de todo, es que se trataba del mejor amigo de Jayce. Vaya importancia le daba a su amistad...

Uker cogió mi brazo, deteniendo mi paso. Estaba a un segundo de no sólo devolver mi desayuno sobre él, sino de también partirle el rostro. La primera vez que esto había sucedido y se lo había informado a mi novio, le quitó total importancia. Comprendía que lo defendiera porque era su amigo, pero eso no me impedía que estropeara su cara bonita.

—Sabes que lo que es de Jayce también puede ser mío —Lástima que yo no era de Jayce ni de nadie.

Llevé mi rodilla a su entrepierna y le di un fuerte golpe. Él cayó al suelo, retorciéndose del dolor. No negaría que disfrutaba verlo agonizando del dolor.

—No vuelvas a poner tus manos sucias sobre mí —espeté antes de marcharme.

Sé que Uker no era más que un simple idiota, pero ni eso le daba el derecho de ponerme un dedo encima, ni por ser el mejor amigo de mi novio o el nieto de la reina Isabel II.

Me dirigí hacia la cafetería, cogí mi bandeja de comida y divisé a mis amigos a lo lejos.

—Te ves fatal —me halagó Broc tan pronto tomé asiento frente a él. Torcí mis ojos y me enfoqué en mi comida —. ¿Necesitas un espejo para que veas cómo luces? —se suponía que su risa burlona debía irritarme, pero él no causaba ese efecto en mí.

—Déjala en paz —intervino Yuna —. Ya a bastantes idiotas debe tolerar en este lugar como para que critiques su apariencia. —Él la aniquiló con la mirada.

—Es que aún sigue dolido porque no regresé con él luego de romper conmigo por temerle a mi padre. —Él rió y asintió.

Si hubiese sabido que aquel niño rubio de ojos azules se convertiría en el sexy hombre que tenía frente a mí ahora mismo, no hubiese dudado ni un segundo en regresar con él.

—Supongo que es una herida que jamás sanará —bromeó. Cogió una de las olivas de mi plato y se la llevó a su boca. Su risa burlona no me irritaba, pero sí lo hacía el que me quitara comida —. ¿Has recibido mi mensaje con las actualizaciones de los horarios? —¿horarios? ¿De qué hablaba? —Entrégame tu móvil —me pidió y eso hice —. Te he enviado el nuevo horario de partida. —Casi escupo la comida de mi boca. Esperaba que se hubiera atrasado...

AVARICIA [+18] © ✔️Where stories live. Discover now