¡te encontré!

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NARRATOR'S POV:
carlos y jay, como evie sabía, no eran los mejores cuando se trataba de hacer las cosas solos.

no quiero ser malentendida; no eran tontos, por supuesto que no. de serlo, los cuatro amigos estarían ya bajo tierra. sin embargo, las cosas siempre eran planeadas por las chicas, y ellos solían dar ideas secundarias que hacían más probable que su plan funcionara.

pero esta vez, ni siquiera mal estaba como para idear algo que tuviera el más mínimo chance de funcionar.

—¿avisamos a ben?—sugirió carlos, tratando de ir por el camino más razonable, pero jay se negó.

—si avisamos a ben, se va a armar un escándalo.—le recordó—ya escuchaste en la televisión que terminaron.

—es cierto... la gente va a pensar que mal está huyendo de él. y como le demos esa reputación, nos matará.

no sabían qué hacer exactamente; el camino razonable costaba muy caro, y el que ellos mismos tenían que hacer les haría perder el triple de tiempo, y el tiempo era oro.

—una manzana envenenada...evie desaparecida...—jay murmuraba, comenzando a unir cables. carlos, a la vez, unía las piezas del rompecabezas al igual que su amigo, sólo que en su mente y con mayor rápidez.

después de unos segundos de pensamiento, se miraron en sorpresa y desgracia, pensando exactamente lo mismo.

mal no estaba. evie tampoco, y por lo consiguiente tampoco lizzie.

mal jamás en un millón de vidas envenenaría a evie...

su amiga había tenido razón todo ese tiempo.

lizzie era mala.

muy mala.


MAL'S POV:
en el momento, yo creía que, de los cuatro, la evie era la que más amor tenía por parte de su madre. es decir, a carlos cruella lo trataba como un sirviente, jafar sólo utilizaba a jay para robar, y mi madre... no creo que sea necesario nombrar sus pecados.

al menos, la reina malvada le había enseñado a evie desde pequeña unos buenos tips de maquillaje y había formado en ella un gran sentido de la moda. ninguno de los cuatro nunca fuimos queridos, definitivamente; fuimos sólo utilizados, abusados y privados de la verdad.
aún así, yo pensaba que, a pesar de que la reina malvada había sido, bueno, malvada con evie, era la que mejor había tratado a su hija.

por lo tanto, lo primero que se me ocurrió fue ir a buscarla; tal vez ella sabría dónde podía estar, y la verdad, no tenía muchas opciones entre las cuales elegir.

podía sola, claro que sí, pero una pista nunca está de más, ¿verdad?

así que me dirigí a lo que tendría que ser el punto de reunión entre los padres de mis amigos, que, de algún modo, seguía intacto. el edificio, por alguna razón, no se estaba cayendo a pedazos como los demás; estaba hecho una auténtica mierda, sí, pero la estructura seguía fuerte y sólida.

de cualquier manera, entré al lugar y subí las escaleras rápidamente; el hecho de que rechinaran me daba dolor de cabeza, y quería acabar de escuchar aquel condenado ruido apenas pudiera. se me había olvidado lo largas que eran, así que tuve que escuchar el desagradable sonido durante por lo menos un minuto entero; un suplicio a mis oídos.

respiré profundo y exhalé del cansancio; hacía mucho que no me ejercitaba, y eso que subir unas escaleras rápidamente ni siquiera es un ejercicio.

el punto es que al entrar al lugar, encontré a la reina grimhilde sentada junto a la descarada de lizzie, con su brazo alrededor de su hombro, viendo la televisión juntas como si nada.
y así lo entendí.

todo había sido un maldito complot, de una loca junto con otra, ambas con un mismo objetivo: dañar a la chica que menos merecía ser dañada.

Aquí EstaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora