hogar, dulce hogar.

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MAL'S POV:
aparqué el auto en el callejón más recóndito de toda la isla, que conocía desde pequeña; era ahí donde jay y yo solíamos reunirnos a intercambiar cosas que robábamos en el día a día.

suspiré.
qué tiempos.

al bajar del auto, sentí aquel olor de una mezcla de sangre con sudor entre el cual había crecido, y sentí más repulsión que nunca. ya me había acostumbrado a que en auradon casi no hubieran malos olores; tan sólo cuando la ducha de jay y carlos se averiaba y venían a ducharse a la nuestra después del entrenamiento de esgrima.

respiré profundo y traté de imaginar todos los... ¿buenos? momentos que había vivido ahí; que la mal cruel que aún vivía en mí había disfrutado tanto.

hogar, dulce hogar.

aún así, me gustaría poder decir que, al entrar, todo seguía exactamente como lo recordaba.

pero no.

todo estaba peor. mucho peor.

no sólo las casas estaban sucias y con la pintura despedazada; es que habían muy pocas casas. pasando por el restaurante de uma, vi que estaba cerrado; pasando por donde solía estar el bazaar de jay, sólo habían ruinas de ladrillos y algunas cosas que estaban tan polvorientas que no lograba distinguir qué eran exactamente.

jay siempre había sido el mejor ladrón de la isla; ahora no sabría decirlo, porque todos robaban a todos. los únicos que seguían tal y como yo los recordaba eran los niños, igual de asustados que siempre, preguntándose qué era lo que habían hecho mal para terminar ahí, así.

encontré una capa con capucha en el suelo y me la puse al instante. desde que la hija de la maléfica se volvió "una princesa" o lo que sea, todos en esa isla me consideraban una traidora. me odiaban como a nadie, y yo no necesitaba más problemas de los que ya tenía.

así que sólo me puse la capucha y corrí hacia el lugar donde, por la imagen en el video, era obvio iba a estar.

con toda la rabia del mundo, abrí a la fuerza la entrada de lo que alguna vez fue nuestra habitación.

creo que ese era el único lugar que seguía tal y como yo lo recordaba; mis graffitis estaban intactos, nuestras camas igual de destendidas, el espejo del baño igual de roto y las bisagras de las ventanas igual de oxidadas.
todo seguía igual.

rebusqué por todos lados, y cuando digo todos lados, es TODOS lados. busqué incluso en donde evie jamás podría caber, busqué en los lugares más escondidos y en las trampas que habíamos puesto hace años para no ser molestadas mientras dormíamos; y al atrapar al molestoso, robarle todo lo que llevaba y asustarle hasta que saliera corriendo del horror.

pero evie no estaba en ningún lado, mucho menos la hija de puta de lizzie.
ya iba a irme a buscarla por el resto de la isla, pues no iba a descansar hasta llevarla a auradon sana y salva, cuando noté que había un nuevo graffiti sobre el mural del rostro de evie que me había pedido que pinte sobre su cama años atrás.
no sé si puede considerarse grafitti una mierda como esa; eran sólo letras, un conjunto de letras que aseguraban la mayor mentira de este mundo y de los que le siguen.

'the ugliest of them all'
(la más fea de todas)

di un golpe a la pared del enfado descomunal, y mi rabia era tan fuerte que mis nudillos empezaron a sangrar.
con sólo entrar a la isla, ya me había llenado de polvo, así que se da por hecho que esas heridas ardieron como si se les hubiera echado limón. aún así, en mi mente sólo estaba encontrar a lizzie, despedazarla en mil y llevarme a evie a auradon, donde debía estar.

ese puñetazo hizo a un papel pegado con cinta sucia a la pared caer. no me había dado cuenta que estaba ahí, pero tenía ya una idea de quién era la nota.

'¡buen intento!
buena suerte buscándola... ojalá la encuentres viva.
con amor,
lizzie <3'

la sola idea de tener a evie sin vida en mis brazos me hizo caer de rodillas, a la vez dándole un puñetazo al suelo, chorreando la sangre de mis nudillos. quería gritar, pero si lo hacía, todos sabrían que la traidora mal igna había vuelto, y quizá no me matarían porque bueno... puedo convertirme en un puto dragón. aún así, perdería el tiempo, y ese no era un lujo que me podía dar.

Aquí EstaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora