CAPÍTULO DÉCIMO

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Antes de que los soldados de guardia advirtieran su presencia, Rodrigo continuó andando al lado de Sarah a una distancia prudencial. Se separaron antes de iniciar la cuesta y atravesaron la torre de entrada, adentrándose unos minutos después en el patio de armas. Sus hombres, al tanto de su salida, ni siquiera les miraron cuando pasaron frente a ellos. Sabían de antemano, que el comendador regresaría con la curandera para que examinara de nuevo a los heridos y si se preguntaron, por qué la mujer acudía a esas horas tan intempestivas, o por qué el mismo comendador buscaba a la curandera, ni siquiera se atrevieron a formularle tal pregunta.

     Nada más bajar a la sala de los heridos y antes de que nadie los viera, se miraron mutuamente y Rodrigo le susurró:

—¿Cuánto creéis que os llevará atenderlos?

—Solo habían cuatro personas un poco más graves. Creo, que en una hora estaré preparada para regresar —aseguró Sarah mirándolo con fijeza.

—Tardad todo lo que necesitéis. Y en cuanto terminéis, reuniros conmigo en la puerta de la torre —dijo Rodrigo dispuesto a marcharse.

     Sarah asintió, pero antes de adentrarse en la sala, exclamó:

—¡Esperad!

     Agarrándose con firmeza al cuello de Rodrigo, Sarah hizo que bajara la cabeza solo lo suficiente, para poder llegar con sus labios a la mejilla de Rodrigo y darle un beso. Rodrigo se quedó atontado por el impacto del beso, mientras veía cómo ella entraba en la sala sin mirar hacia atrás, como si fuese algo habitual. Le llevaría un tiempo, acostumbrarse a tales muestras de afecto, pero contento y con una tonta sonrisa en el rostro, comenzó a subir las escaleras. Tenía que resolver varios asuntos, antes de marcharse de nuevo con ella.

Una hora después, Sarah se acercaba a la puerta de salida y apenas había llegado, cuando la figura de Rodrigo salió de entre las sombras, acompañado por dos de los soldados que permanecían de guardia

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Una hora después, Sarah se acercaba a la puerta de salida y apenas había llegado, cuando la figura de Rodrigo salió de entre las sombras, acompañado por dos de los soldados que permanecían de guardia. Los tres, la miraron con atención y Sarah se vio apurada a justificar su salida.

—Acabo de atender los heridos, don Rodrigo —afirmó Sarah con disimulo.

—¿Cómo se encuentran? —preguntó Rodrigo delante de sus hombres.

—Bien, pronto podrán levantarse. Las heridas están curando muy rápido —explicó la joven.

—Seguidme pues. Os acompañaré de regreso —le ordenó Rodrigo mirándola a los ojos.

—No hace falta que me acompañéis, señor —le aseguró Sarah, tratándolo con la cortesía que debía delante de sus hombres.

—No debéis andar sola por la noche.

Sarah no replicó y obedeciendo, empezó a caminar cuesta abajo, con la debida separación.

      Cuando apenas se habían alejado, uno de los soldados se quedó mirando por dónde había desaparecido su jefe con la mujer y empezó a silbar. Con un movimiento de cabeza, señaló el lugar por donde había desaparecido Rodrigo, comentándole al otro soldado:

JURAMENTO DE HONOR (COMPLETA) # 2 SAGA MEDIEVAL #PGP2023 #FlowersATahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon