CAPÍTULO QUINTO

1.5K 233 57
                                    

Palacio de los Cueva (Ciudad de Úbeda)

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Palacio de los Cueva (Ciudad de Úbeda).

—¿Qué sucede, Mateo?

—¡Señor, es doña Clara María!

     De inmediato, Diego supo que su esposa estaba de parto por la cara descompuesta del sirviente.

—¿Dónde está?

—Arriba, señor.

—¡Partid de inmediato al convento y traed a las hermanas! —le dio tiempo a gritar a Diego mientras salía corriendo por la puerta.

—¿Y por quién pregunto, señor? —preguntó a su vez Mateo.

—Por la reverenda madre y la hermana Ana. ¡No vengáis sin ellas! —volvió a gritar Diego mientras subía los escalones de dos en dos.

      En cuanto estuvo a la altura de la alcoba de ambos, abrió con brusquedad la puerta y buscó con la mirada a su esposa; estaba sentada en el borde de la cama, parecía tranquila.

—¿Os encontráis mal? —preguntó Diego intentando aparentar el mayor sosiego posible, aunque por dentro estaba nervioso.

—Creo que ha llegado la hora. Pronto veremos a un nuevo miembro de los Cueva —dijo Clara mientras intentaba sonreír a su esposo—. Le he dicho a Mateo que os avisara. Me siento afortunada de teneros esta vez en casa. El parto de los gemelos fue...

     Clara cerró los ojos con fuerza y se acongojó solo de acordarse el mal rato que pasó en el parto de sus pequeños. Un nuevo dolor le vino de improviso y aunque intentó ahogar el gemido, el sonido fue audible para Diego.

—¿Cuánto tiempo lleváis así? —preguntó Diego asustado.

—Unas cuántas horas, pero no he querido deciros nada hasta que no fuese casi la hora.

—Debías de habérmelo dicho. Yo tan tranquilo y tú a solas aquí. —se quejó Diego sin llegar a regañarla—. No quiero que os asustéis —dijo Diego acercándose con rapidez y arrodillándose delante de ella.

     Cuando el dolor se pasó, Clara María consiguió abrir despacio los ojos y posarlos sobre su esposo y lo que vio reflejado en su rostro, le mostró que quien estaba aterrorizado era él.

—Ya pasé por esto una vez, no estoy asustada... —aseguró Clara—. Sois vos quien no debéis preocuparos.

—¿Y por qué habría de preocuparme? —preguntó Diego ocultando el pánico que sentía—. Si todo va a salir bien... ¿Y tu sirvienta? —preguntó con ansiedad mirando hacia la puerta.

—Ha bajado a por las cosas —declaró Clara conteniendo la respiración.

—¿Os duele mucho?

     Clara lo miró asintiendo. No supo mentirle.

—Decidme qué puedo hacer por vos.

—Necesito a la hermana Ana. Ella sabrá qué hacer... —contestó Clara expulsando el aire por la boca.

JURAMENTO DE HONOR (COMPLETA) # 2 SAGA MEDIEVAL #PGP2023 #FlowersAOnde histórias criam vida. Descubra agora