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Durante un segundo no pasó nada. Y luego todo cambió. Los tendones del cuello de Tae se tensaron y los ojos se le oscurecieron mientras la miraba con algo que parecía terror. Después retorció la cara en una máscara de furia.

_____ apartó las manos de su pecho. El instinto la impulsó a escapar, pero ya había hecho lo más difícil y estaba dispuesta a mantenerse firme.

—Tae, no he buscado este bebé. Ni siquiera sé cómo ocurrió. Pero no voy a mentirte y a decir que lo siento.

—Confié en ti —dijo el sin apenas mover los labios.

—En ningún momento he traicionado tu confianza.

Tae cerró los puños y tragó compulsivamente. Por un momento, _____ pensó que iba a golpearla.

—¿De cuánto estás?

—De unos dos meses y medio.

—¿Cuánto hace que lo sabes?

—Más o menos un mes.

—¿Lo sabes desde hace un mes y no me has dicho nada?

—Me daba miedo decírtelo.

La alegre música de los payasos fue en aumento señalando el final del número. Tae y ella eran los siguientes. Digger, que era el encargado de enviar a Misha a la pista en el punto álgido de la actuación, se acercó para hacerse cargo del caballo.

Tae agarró a _____ del brazo y la alejó de los demás.

—No vas a tener ningún bebé. ¿Entiendes lo que te digo?

—No, no lo entiendo.

—Mañana por la mañana, en cuanto nos levantemos, tú y yo nos iremos. Y cuando volvamos, no existirá ningún bebé.

Ella lo miró conmocionada. Se le revolvió el estómago y tuvo que llevarse el puño a la boca. El público guardó silencio como siempre que Jack Daily comenzaba la dramática introducción de Kim Taehyung, el sangre noble.

—Yyyy... ahora, el circo de los Hermanos Park se enorgullece en presentar...

—¿Quieres que aborte? —susurró ella.

—¡No me mires como si fuera un monstruo! ¡No te atrevas a mirarme así! Te dije desde el principio lo que pensaba de ese tema. Te abrí mi corazón para que lo entendieras. Pero, como siempre, has decidido que sabes más que nadie. Aunque no tienes ni una pizca de cordura en tu maldito cuerpo, ¡decidiste que eres más lista que nadie!

—No me hables así.

—¡Confié en ti! —Tae hizo una mueca cuando las primeras notas de la canción rompieron el silencio de la noche. Era la señal para entrar en la pista. —Creía que tomabas las pastillas, pero me has engañado.

Ella negó con la cabeza y se tragó la bilis que le subía por la garganta.

—No voy a deshacerme del bebé.

—¡Por supuesto que sí! Harás lo que yo diga.

—Tú tampoco quieres. Sería algo horrible.

—No tan horrible como lo que tú has hecho.

—¡Tae! —gritó uno de los payasos. —Es tu turno.

Cogió el látigo de su hombro.

—Nunca te lo perdonaré. ¿Me oyes? Nunca. —Apartándose de ella, desapareció en dirección a la pista.

_____ se quedó paralizada, embargada por una desesperación tan profunda y amarga que no podía respirar. Oh, Santo Dios, ¡qué tonta había sido! Había pensado que él la amaba, pero Tae había tenido razón todo el tiempo.

Ángel | KTHWhere stories live. Discover now