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Un gran rugido resonó en el recinto. En ese momento a _____ le comenzó a arder la piel y su deshidratada garganta clamó por agua. Vio una manguera enganchada al camión del agua, que serpenteaba hasta la zona de las fieras. Corrió hacia ella, presa del pánico porque jamás se había sentido tan acalorada.

Una vez más oyó el rugido, y le sorprendió ver a Sinjun en su jaula cociéndose bajo el sol. Oleadas de calor rebotaban contra el asfalto, y las rayas naranjas y negras del tigre parecían brillar débilmente.

No todos los animales estaban debajo de la carpa de las fieras. Algunos estaban en una pequeña zona cercada entre la carpa de los animales y el circo. Chester, un camello de aspecto enfermizo, no estaba demasiado lejos de allí, al lado de Lollipop, una llama de ojos somnolientos. Un gran toldo de nailon blanco, un tanto gastado, les daba sombra; pero nada protegía a Sinjun del sol inclemente que lo golpeaba a través de los barrotes de la jaula. Igual que ella, Sinjun parecía haber sido escogido para que los demás abusaran de él.

El animal clavó los ojos en _____ con amarga resignación, sin siquiera molestarse en mover las orejas. Detrás de él, la llama emitió un sonido extraño, pero el camello no le hizo ni caso. El calor del asfalto traspasaba la suela de las deportivas de _____ y le quemaba los pies. Le goteaba el sudor entre los pechos. Los ojos de Sinjun le taladraron el alma.

«Calor. Tengo calor.»

_____ odiaba ese lugar donde los animales se exhibían en jaulas. El extraño sonido de la llama reverberó en sus oídos. Le dolía la cabeza y tenía el estómago revuelto por el olor a moho del toldo de nailon. Instintivamente dio un paso atrás, intentando alejarse del sol, y de esos tristes animales, del horrible calor y de ese olor nauseabundo. Pisó un charco. Miró hacia abajo y vio una fuga en la manguera que llevaba el agua al abrevadero.

Sin ni siquiera pensar lo que estaba haciendo, corrió hacia donde la manguera se conectaba a la boquilla de latón. La tomó y cortó el flujo del agua. Hasta que sólo cayeron unas gotas en sus manos.

Entrecerró los ojos ante el resplandor que se reflejaba en el sucio toldo blanco y sintió los ojos de Sinjun quemándola, derritiéndole la piel.

«Calor. Tengo tanto calor.»

______ miró el agua fría que le goteaba en las manos. Accionó la boquilla de nuevo, levantó la manguera y comenzó a rociar agua fría en la jaula de tigre.

¡Sí!

Al momento sintió el alivio del animal en su propio cuerpo.

-¡Eh! -Digger se acercó a ella corriendo tan deprisa como sus artríticas rodillas se lo permitían. -¡Detente, _____! Para de una vez, ¿me has oído?

El tigre le enseñó los dientes al anciano. _____ se giró con rapidez y lanzó el chorro de agua fría al hombre, mojándole la mugrienta camisa de trabajo.

-¡No te acerques!

Digger se detuvo.

-¿Qué estás haciendo? ¡Vas a matar al tigre! A los felinos no les gusta el agua.

Volvió a dirigir el chorro al tigre y sintió un fresco alivio en los huesos, como si estuviera mojándose ella misma.

-A éste sí.

-¡Te he dicho que te detengas! No puedes hacer eso.

-A Sinjun le gusta. Míralo, Digger.

Cierto, en vez de alejarse del agua, el tigre se recreaba en ella, permaneciendo inmóvil bajo el chorro. Mientras continuaba mojando al felino, _____ quiso decirle a Digger que eso no habría sido necesario si él hubiera hecho mejor su trabajo, pero sabía que el pobre hombre no podía hacer más de lo que hacía y se mordió la lengua.

Ángel | KTHWhere stories live. Discover now