50

3.7K 296 3
                                    

Tae estaba dormido cuando _____ regresó a la caravana. La joven se desvistió tan silenciosamente como pudo y se puso una de las camisetas de su marido. Cuando se acercaba al sofá, oyó un ronco susurro:

—Esta noche no, _____. Te necesito.

Se giró y lo vio a través de la oscuridad. Tenía los ojos entrecerrados por el deseo. Estaba despeinado y la medalla esmaltada que le colgaba del cuello resplandecía bajo la luz de la luna que entraba por la ventana. Ella aún podía oír en su mente el fuerte latido del corazón de Tater transmitiéndole un mensaje de amor incondicional. Sabía que no podía darle la espalda a Tae en ese momento.

Esta vez no hubo sonrisas. Ni dulzura. La poseyó con ferocidad, casi con desesperación y, cuando todo terminó, Tae se acurrucó detrás ella, sin soltarla. Se quedaron dormidos con la mano de él sosteniéndole un pecho.

_____ no regresó al sofá la noche siguiente. A partir de ese día, compartió la cama con su marido mientras sentía que su corazón se inundaba de una emoción a la que no quería dar nombre.

Una semana más tarde, llegaron al centro de Busan. Instalaron el circo en el patio de una escuela situada en un barrio de las afueras, con casas blancas de dos plantas, columpios en los patios traseros y monovolúmenes en los garajes. De camino a la casa de fieras, donde Tater estaba atado, _____ se pasó por el vagón rojo para hacer unos cambios en el pedido de pienso y, cuando entró, vio a Jack examinando algunas carpetas.

La saludó con una inclinación de cabeza. Ella le devolvió el saludo y se dirigió al escritorio para buscar los papeles que necesitaba. Sonó el móvil y lo cogió ella.

—Circo de los Hermanos Park.

—Quería hablar con el doctor Kim —respondió un hombre con el típico acento de la capital. — ¿Podría avisarlo?

_____ se dejó caer en la silla. —¿Con quién?

—Con el doctor Kim Taehyung.

A _____ comenzó a darle vueltas la cabeza.

—N-no está aquí en este momento. ¿Quiere dejar algún recado?

La mano le tembló al apuntar el nombre y el número. Cuando colgó sintió que se tambaleaba. ¡Tae era doctor! Sabía que era un hombre cultivado y que tenía una vida oculta, pero jamás se había imaginado algo así.

El misterio que rodeaba a su marido era cada vez más profundo, pero no sabía cómo sonsacarle la verdad. Tae seguía esquivando cualquier pregunta que le hiciera, seguía actuando como si no tuviera una existencia más allá del circo.

Se humedeció los labios resecos y miró a Jack.

—Era un hombre que quería hablar con Tae. Lo llamó doctor Kim.

Jack metió varias carpetas en el cajón abierto del archivador sin mirarla.

—Déjale el mensaje en el escritorio. Lo verá cuando entre.

Jack no había mostrado reacción alguna, así que evidentemente sabía más de la vida de su marido que ella. Tal certeza le dolió.

—Debe de ser un descuido por su parte, pero Tae no me ha dicho qué rama de la medicina practica.

Jack cogió otra carpeta.

—Tal vez porque no quiere que lo sepas.

_____ se sentía carcomida por la frustración.

—Cuéntame lo que sabes de él, Jack.

—En el circo aprendemos a no meter las narices en la vida de los demás. Si alguien quiere hablar sobre su pasado, lo hace. Si no, es asunto suyo.

Ángel | KTHWhere stories live. Discover now