Amnesia [gay/yaoi]

9. ¿Y si...?

N/A: Por favor lean la nota al final :3

~Dakota~

Me desperté intentando desperezarme sin mucho éxito. Tenía ganas de quedarme recostado ahí más tiempo, pero, en el fondo, mi maldita conciencia me decía que debía despertar.

Gruñí y finalmente terminé de abrir los ojos, parpadeando cuando el sol me dejó ciego.

Me senté con las piernas cruzadas y bostecé, tratando de enfocarme.

Una vez recordé lo que hacía allí, me sonrojé, y, lentamente, me volví para mirar a Elliot. Estaba dormido.

Suspiré aliviado de no tener que lidiar con él y de, tal vez, tener unos minutos para pensar en lo que estaba pasándome.

Me era más que obvio que Elliot me atraía. De una manera extraña, pero lo hacía y eso era confuso. Hasta donde sabía, jamás me había sentido atraído por un hombre, por lo que, creía, no era gay. Entonces, ¿por qué demonios me sentía tan estúpidamente atraído por este idiota? Porque era eso; un idiota. Además de un pervertido y un mujeriego que se había acostado con media escuela.

Pero..., que podía ser tan diferente a como lo pintaban algunas veces... Tan tierno y dulce que hacía que me confundiese aún más.

Sentí el rubor subir a mis mejillas y me cubrí el rostro con las manos, sintiendo el corazón retumbarme en el pecho.

Todo en este imbécil hacía que mi cabeza, un lío por naturaleza, se llenase de más preguntas de las que podía responder y se liase aún más.

Suspiré resignado al no haber llegado a ninguna conclusión y me giré para mirarlo de nuevo.

Dormía plácidamente; recostado contra la pared, con el cabello cayéndole sobre el rostro en pequeños mechones. Roncaba, lenta y casi imperceptiblemente, pero los escuchaba a través de sus finos labios entreabiertos. Parecía un niño pequeño.

No tenía ni idea en qué momento lo había hecho, ni tampoco cuándo me había movido de donde estaba, lo que sabía era que estaba casi sobre Elliot con mi rostro peligrosamente cerca del suyo.

¿Qué carajo estaba haciendo?

Sentí el corazón retumbarme en el pecho y, sin pensarlo, bajé la mirada a sus labios. Eran finos y delineados y tenían un suave tono carmesí semejante al de sus ojos.

Me mordí el labio y respiré hondo.

Joder, quería besarlo.

Me incliné un poco hasta rozar mis labios con los suyos y sentí como si una descarga me recorriese el cuerpo.

Escuché la campana de salida sonar y di un salto, volviendo al mundo real. Cual resorte, me alejé poniéndome de pie, y me sonrojé de golpe.

Había estado a punto de besar a Elliot ¡A Elliot dormido! ¿En qué demonios estaba pensando?

Lo vi revolverse y entré en pánico, pues, tenía demasiadas dudas en la cabeza y hablar con él no ayudaba, por lo que salí de ahí casi corriendo.

Bajé de la azotea mezclándome sigilosamente entre los estudiantes que salían de sus clases y fui a buscar a Max.

La vi junto a un chico alto de cabello rubio, el cual reconocí como aquel tipo que había ella lanzado por la ventana..., Patrick, si recordaba bien.

Suspiré.

Ese tipo debía ser masoquista si había vuelto con Max después de todo lo que, supuse, le había hecho.