4. ¿Qué demonios pasa conmigo?

9.3K 763 224
                                    

~Dakota~

—¡Al fin terminamos! —exclamé, estirando los brazos y dejándome caer en la cama.

Llevábamos tres horas haciendo el maldito trabajo y escuchando de vez en cuando un sonido extraño proveniente del cuarto de Max, pero el esfuerzo había valido la pena.

Cerré los ojos, aún recostado en la cama con los brazos abiertos y respiré hondo, relajándome pero sentí una presión en el colchón junto a mi cara y otra en el pequeño espacio entre mis piernas. Abrí los ojos sobresaltado y no me encontré nada más ni nada menos que al maldito pelirrojo sobre mí, perforándome con la mirada.

—Aún no terminamos —ronroneó relamiéndose el labio superior en un gesto asquerosamente seductor.

—¿Qué demonios..? —espeté intentando sacármelo de encima o huir pero no logré nada. Joder—. ¡S-sal de encima, idiota!

Se inclinó hacia mi rostro y por un momento pensé que iba a besarme, por lo que cerré los ojos y apreté los labios. Por alguna razón mi corazón comenzó a latir desbocado cuando sentí su aliento sobre mis labios.

¿Por qué carajos estaba tan nervioso? ¿Y por qué no estaba dándole una jodida patada en la entrepierna?

Casi podía sentirlo reírse a pocos centímetros de mi boca pero no abrí los ojos. Los segundos pasaban y comenzaba a desesperarme. ¡Si iba a hacer algo que lo hiciera de una vez!

Pero no lo hizo.

Lo sentí alejarse de mi rostro y solté una especie de gruñido al darme cuenta de la punzada de decepción en mi pecho.

En serio, ¿qué demonios pasaba conmigo?

—¿Estabas esperando algo, Dakota? —susurró y sentí sus labios rozar mi oreja. Un escalofrío me recorrió la espalda y pareció como si se me enredara la lengua, impidiéndome negárselo—. ¿Un beso, tal vez? —siguió y pareció como si mi corazón pretendiera salirse de mi pecho cuando me mordió el lóbulo—. ¿Querías que te besara, Dakota?

Abrí los ojos de golpe y sentí el calor subir a mis mejillas al verlo justo frente a mi rostro con una sonrisa burlona. Sus ojos parecían echar chispas y, de nuevo, sus labios estaban a pocos centímetros de los míos. Se acercó un poco más hasta el punto que nuestros labios se tocaron parcialmente, sólo fue un pequeño roce pero fue suficiente para que cada vello de mi cuerpo se erizace.

Un jadeo salió de mi boca y me hizo volver a la realidad de golpe, lo que causó que mi cara se tiñera de rojo.

—¡¿Q-q-qué crees que haces?! —grité intentando zafarme de nuevo pero no dio resultado—. ¡Aléjate de mi, maldito pervertido!

Se separó un poco y me miró con una sonrisa felina que hizo que un sudor frío me recorriera la espalda.

—¿Y si no quiero? ¿Qué harás?

—¡Serás hijo de...! —solté forcejeando de nuevo, en vano—. ¡Ya, suéltame!

Se rió e, ignorándome por completo, comenzó a lamer mi cuello. Me mordí el labio y apreté los puños tratando de pensar en algo coherente pero no logré mucho.

—¡¿Q-qué estás haciendo, imbécil?! —chillé.

—Hace un momento no parecías tan enojado —masculló sobre la piel de mi cuello—. Me estabas rogando con tu cuerpo que te besara, ¿o me equivoco?

Me sonrojé de nuevo.

¡Éste maldito!

—¡C-callate! ¡Suéltame, pervertido, imbécil, idiota, deprava-

Amnesia [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora