27. Agridulce.

4.6K 469 360
                                    

~Dakota~

-¿Disculpe? -preguntó el sacerdote, su ceño fruncido.

-He dicho que no acepto.

El manotazo contra la madera del asiento me perforó los oídos, igual que los gritos que me lanzaba Lily, pero ya a mí me daba igual, porque mi corazón latía con fuerza y sólo podía pensar en una cosa:

Elliot.

Sin pensarlo dos veces, me di vuelta y corrí, saliendo de la iglesia antes de que alguien pudiese alcanzarme. Corrí por, aproximadamente, tres cuadras hasta que divisé a Elliot sentado en el pasto de un pequeño parque, abrazando sus rodillas, su vista perdida en algún punto del horizonte.

Sentí las lágrimas picarme los ojos mientras me acercaba, cayendo finalmente al notar sus húmedas mejillas.

Mi sombra sobre su cuerpo le hizo alzar el rostro, sus ojos abriéndose como platos al verme, la incredulidad plantada en ellos, como si no pensase que era real.

-¿Dakota...? -soltó, su voz temblando.

Tardé en contestarle, pues demasiados sentimientos se mezclaban en mi pecho y me era difícil encontrar las palabras.

-Yo..., no acepté -sollocé-. No acepté, Elliot.

Lentamente se levantó del suelo, vacilante y acunó mi rostro entre sus manos temblorosas. Después de todo este tiempo, había aprendido a leer a Elliot a la perfección y sabía que tenía miedo, miedo de que todo fuese una ilusión, una mentira y que al tocarme desapareciese entre sus dedos para jamás volver.

Pero yo, esta vez, no pensaba irme a ningún lado.

-¿Quieres decir que...? -jadeó, mientras yo me apoyaba en su toque, mis lágrimas mojando su piel.

-Es tu última oportunidad, yo no..., no te daré otra y tendrás que explicarme todo..., hasta el último detalle de lo que pasó, ¿vale? -dije y él asintió rápidamente, uniendo su frente a la mía.

-Gracias...

-Te amo -murmuré y, sin pensarlo, me estiré para unir mis labios a los suyos, besándolo con suavidad, pues con el corazón latiéndome de la forma que lo hacía, no creía poder hacer más.

Correspondió el beso con labios temblorosos y una pequeña sonrisa, sus manos acariciando mis mejillas con cariño.

Nos besamos por largo rato, sin apuros ni dobles intenciones, simplemente porque los sentimientos de ambos eran demasiados para expresarlos con palabras y cuando nos separamos no hicimos nada más que mirarnos, sonriendo con lágrimas en los ojos.

Elliot me estrechó entre sus brazos con fuerza y me apretó contra su pecho, escondiendo el rostro en mi cabello. Me sonrojé, oliendo el aroma de su perfume mientras él murmuraba pequeños «te amo»s en mi oído.

-¿Sabes? -dijo, suavemente-. Cuando me fui de la iglesia, no sabía qué hacer, pues pensaba que todo había terminado y te había perdido finalmente, sin vuelta atrás y nada que pudiese hacer para evitarlo. Pero aquí estás, no aceptaste y sé que soy un desastre y te he defraudado muchas veces pero te aseguro que nada va a separarnos esta vez. Te amo, Dakota.

-Yo también te amo -respondí, escondiendo mi sonrojado rostro en su pecho.

Se separó y urgó en su bolsillo rápidamente, poniendo algo en mi mano sin que pudiese verlo, pero lo sentí y podía jurar que su sonrisa era la más hermosa que había visto. Y había visto muchas.

-Creo que eso es tuyo -dijo y observé la pequeña cadena con lágrimas en los ojos, poniéndomela lentamente, de modo que la "E" plateada se viese por sobre mi traje.

Amnesia [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora