30. Sorpresas y cosas nuevas.

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~Dakota~

Habían pasado dos semanas y a medida que pasaban los días podía ver la preocupación en la mirada de Elliot.

Estaba comiendo mucho menos que yo, y no sabía si estaba acostumbrado a ello o no. Porque no recordaba que fuese reservado a la hora de comer.

Cuando hubieron pasado tres semanas, un domingo, se sentó a mi lado en la cama y me miró nervioso, la preocupación creciendo en sus ojos rojos.

—Elliot, ¿qué pasa? —pregunté al ver que no decía nada—. Hace días que estas raro.

Respiró hondo y sentí miedo de lo que fuese a decirme, el corazón retumbando con fuerza en mi pecho.

¿Había hecho algo mal?

—Es que, em..., estoy preocupado —dijo, con un hilo de voz y me miró a los ojos con una intensidad que hizo que tragase grueso—. Necesito buscar un trabajo.

Parpadeé, pues no supe que responder a eso. Eso no era malo, ¿cierto? La gente trabajaba todo el tiempo.

—¿Está bien...? —dije con cautela y Elliot suspiró.

—Normalmente haría pequeños trabajos de vez en cuando y mi padre dejó mis cuentas bancarias llenas cuando me envió a este país —bajó la mirada—. Pero digamos que estoy quedándome sin dinero y pues de verdad quisiera darte una vida siquiera parecida a la que llevabas y necesito un trabajo para eso.

Sentí un sonrojo cubrirme las mejillas pero el sentimiento de amargura me llenó el pecho, pues me sentía una carga.

No era la manera en que quería vivir.

—Quiero buscar uno también —dije, con firmeza.

—¿Qué cosa?

—Un trabajo.

—Dakota, eso no es-...

—Elliot, cállate, ¿quieres? —rodé los ojos y frunció el ceño—. No quiero sentirme como la princesa encerrada en el castillo de nuevo, así que déjame ayudar. Estoy viviendo aquí y es normal que ayude un poco —me encogí de hombros—. Puede que jamás lo haya hecho en mi vida, pero puedo aprender.

Una pequeña sonrisa se formó en su rostro y su mirada estaba tan fija en mi que me obligó a mirar mi regazo, mis mejillas sonrojadas.

Alcé la vista de nuevo cuando sentí sus labios en mi mejilla, suavemente, y abrí la boca para decir algo, pero volví a cerrarla, el calor ardiendo en mis mejillas.

—¡N-no hagas eso! —exclamé, apartando la mirada de nuevo.

Elliot rió, pero no dijo nada y simplemente se levantó de la cama, con una sonrisa en el rostro.

Abrí la boca para decir algo pero no alcancé a nada pues sentí sus labios sobre los míos.

Era un beso suave, casto y sin dobles intenciones y sentí electricidad recorrerme el cuerpo, junto a mi corazón latiendo con fuerza.

Se separó y dio un pequeño beso en mi nariz, haciéndome sonrojar de golpe y bajar el rostro, balbuceando cosas sin sentido.

Lo escuché reír.

—Si tuviese que elegir, preferiría que no trabajaras, me gusta atenderte, además, lo menos que podría hacer sería intentar que tuvieses la vida que te mereces —suspiró—. O al menos la que tenías.

—Elliot —dije, con voz firme, pero no se volvió—. No estás viviendo solo ahora y, déjame decirte algo, no quiero la vida que tenía. Si la quisiera todavía, no estaría aquí, así que resígnate, ¿quieres?

Amnesia [gay/yaoi]Where stories live. Discover now