24. El dolor de los recuerdos.

5.2K 478 248
                                    

~Dakota~

«Te amo»

Mi cabeza dolía mientras esas dos simples palabras se repetían en mi cabeza una y otra vez, en diferentes tonos, con diferentes voces que no podía identificar.

«Te amo»

Quise que parase, quise cubrir mis oídos pero no pude. No sentía ni podía ver nada y no estaba seguro de lo que ocurría.

«Te amo...»

Una luz me cegó, haciéndome cerrar los ojos con fuerza y las voces se detuvieron. Se detuvieron dejándome en completo silencio por unos segundos hasta que logré abrir los ojos.

Lo primero que vi fue un puño y rápidamente el dolor se expandió por mi rostro mientras caía al suelo, gimiendo. Desorientado, levanté el rostro, viendo a un chico sonreírme con cinismo.

Rick.

Rick me golpeaba todo el tiempo.

Le tenía miedo a Rick.

Me cubrí el rostro con las manos mientras aquel chico me pateaba en el suelo, riendo y sentí mis ojos llenarse de lágrimas.

Sabía que Max no vendría.

«Hoy sus clases terminan tarde, hoy estás solo de nuevo»

Aquel chico me tomó de la camiseta, levantándome y estampó otro golpe en mi mandíbula, llenándome la boca de sangre al instante.

-¡¿Por qué no llamas a uno de tus guardaespaldas, ricachón?! -soltó, riendo y volvió a alzar el puño.

Simplemente cerré los ojos, sabiendo perfectamente lo que venía por experiencia.

Pero el golpe no llegó.

En cambio, la mano que me sostenía me soltó, dejándome caer al suelo y al alzar el rostro, con las lágrimas corriendo por mis mejillas, lo vi.

Alguien estaba amenazando a Rick, pero no pude escuchar lo que decía, pues mi mente se perdía en el chico con mirada enojada que lo tomaba de la camiseta.

«Elliot»

Rick huyó, asustado, mientras al chico se volvía hacia mí, suavizando su mirada un poco. Rápidamente sequé mis lágrimas, soltando un quejido al tocar mis heridas, pues aunque eso ocurría todo el tiempo no dejaba de doler, ni física, ni psicológicamente.

-¿Estás bien? -preguntó, tendiéndome su mano, la cual tomé agradecido-. Deberías ir a la enfermería.

Al alzar la vista, lo examiné lentamente, notando el extraño pero fascinante color rojo de sus ojos, resaltando debido a su largo cabello negro. Era más alto que yo, aunque la diferencia no era tanta era notable y pude ver que también era más fuerte debido a sus torneados brazos.

Aparté la mirada, sonrojado, al darme cuenta de que estaba observándolo de más y traté de decir algo coherente, pues no era buena hablando con personas que no conocía, además de que algo en ese chico me ponía nervioso.

-E-estoy bien -dije, jugando con mis manos-. G-gracias por..., por ayudarme. Nadie nunca lo hace.

-¿Esto ocurre seguido? -frunció el ceño y simplemente me encogí de hombros, sintiéndome patético-. ¿Por qué?

No respondí.

-Bueno, no creo que vuelvan a tocarte en un tiempo -soltó y levantó mi barbilla con los dedos, haciendo que un escalofrío me recorriese la espalda. Sonrió-. Cuídate, ¿vale? Tienes un rostro muy lindo como para que hayan moretones en él.

Amnesia [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora