35. Amnesia

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~Dakota~

Me pegué más a la pared y sentí un sudor frío recorrerme la espalda al ver el rostro del chico perder todo el color.

No tenía ni la menor idea de dónde estaba, ni de cómo había llegado ahí, y mucho menos por qué la ropa me quedaba tan grande ni por qué ese chico sabía mi nombre, pero no me causaba tranquilidad.

—Dakota, ¿qué...? —sollozó y pude ver las lágrimas llenando sus ojos, confundiéndome aún más—. D-dime que estás jugando.

—¿C-cómo sabes mi nombre? ¿Quién..., quién eres? —solté, de nuevo, sintiendo mis manos temblar y la respiración se atascó en mi pecho cuando vi al chico levantarse.

Antes de que llegase a mí, rápidamente me levanté de la cama y corrí al otro extremo de la habitación, pegándome a la pared como si quisiera fusionarme con ella.

El chico se volvió, y sus ojos se fusionaron con los míos unos segundos que me parecieron eternos. Mostraba una desesperación tan profunda que un dolor que no entendí se extendió por mi pecho.

No supe que vio en mis ojos, pero las lágrimas comenzaron a caer de los suyos, y se dejó caer en la cama, ocultando el rostro entre las manos.

Y sollozó, con fuerza, tirando suavemente de los mechones largos de su cabello.

—¿Estás... bien? —dije, con un hilo de voz y levantó el rostro para mirarme un segundo, una sonrisa amarga formándose en sus labios antes de apartar la mirada de nuevo.

—¿Sabes..., sabes quién soy? —musitó, muy bajo.

Y vacilé, sin saber por qué.

—Y-yo... —tragué grueso y bajé el rostro, sin saber por qué me sentía culpable—. No. —respiré hondo y volví a mirarlo a los ojos, sintiéndome completamente confundido con la situación—. ¿D-debería?

Suspiró y reflejó tanta tristeza que si no fuese porque no sabía dónde estaba o qué hacia ahí, lo hubiese abrazado.

—No; no deberías.

Parpadeé aún más confundido y por alguna razón el aire se volvió demasiado tenso mientras ninguno apartaba la mirada.

—Ah..., e-está bien —dije, y me acerqué cautelosamente a la puerta—. Me iré, entonces.

Y, al ver que no dijo nada, simplemente salí de la habitación y a paso rápido encontré la salida de la casa.

Apenas salí al jardín, corrí, lo más lejos que pude hasta no divisar la casa donde estaba y respiré hondo, sintiéndome increíblemente confundido.

¿Cómo había llegado ahí? ¿Quién era ese chico y por qué se comportaba tan extraño? ¿Me habrían secuestrado de nuevo?

Me mantuve de pie hasta que mi respiración se estabilizó por completo y sentí un escalofrío al levantar la vista de donde estaba.

Noté las casas similares, los grandes edificios a lo lejos y la manera de hablar de las personas que pasaban a mi alrededor.

Un sudor frío me recorrió la espalda y tragué grueso, sintiendo como me quedaba sin aire.

—Esto no es Londres —murmuré aterrorizado y comencé a notar las miradas extrañadas de la gente.

Sentí la manera en que mis manos temblaban y traté de regularizar mi respiración, intentando ver algún signo conocido que me dijera que seguía en Inglaterra.

Pero no vi nada.

Di un paso atrás, temblando y accidentalmente choqué con una mujer, la cual me miró enojada.

Amnesia [gay/yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora