Capítulo 47: Caída

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Capítulo dedicado a: ANDREA23062004 gracias por todo tu apoyo, mejor amiga. Espero y este capítulo te guste.

 Espero y este capítulo te guste

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Senix

Solución.

¿Qué solución? No sabía. ¿Había alguna?

Sentía que esto ya era demasiado para mí.

No lo es. Tú puedes con esto. Recuerda: no estás sola.

—Lo acepto, me has sorprendido. —Admití, dirigiéndome a la reina de los Fénix Oscuros.

Erika me miró con sus turbios ojos malignos y alzó su cabeza en un gesto de superioridad.

—Nadie me detendrá, ni siquiera tú. —Dijo.

—¿Qué pretendes hacer con eso?—indagué, sintiendo un creciente temor a su respuesta.

—No creo que seas tan ignorante como para no saber el objetivo de mi arma.

Odiaba admitir esto pero tenía razón. Ya sabía el fin en el que sería usada esa cosa.

—Es una mala idea, Erika. Vas a arrepentirte de las consecuencias que genere su caída. —Dije, apelando a una esperanza perdida.

—Sé que jamás voy a arrepentirme de lo que estoy haciendo. Así soy y así seré siempre. Además, si soy la causante del sufrimiento de los demás sólo me hace sentir satisfecha. O me da igual, ya no siento nada—señaló Erika con la voz endurecida y la mandíbula tensa—. Y escúchame bien, niña tonta, exterminaré a cada ser de la raza de luz que se atreva a intentar detenerme.

—¿Y qué más después de eso? ¿qué sucederá, eh?—Espeté, molesta—. Haces esto sólo por capricho y por una venganza sin fundamentos. Los demás no tienen que pagar por lo que hizo un sólo Fénix... —Si tan sólo mi padre nunca se hubiera acercado a Erika para después alejarse sin más... Quizás todo sería distinto—. Véngate de mi padre—Esas palabras en verdad dolieron pronunciarlas—, vengate de mí. De ambos. Ya que nosotros somos los causantes de tu ira.

Ella negó y cambió su expresión maliciosa a una inescrutable y misteriosa.

—No sólo tu maldito padre me dañó; toda tu gente tiene manchadas las manos con sangre de los míos.

—¿Y acaso los Oscuros no las tienen manchadas?

—En eso te concedo la razón. Pero tu pueblo masacró a inocentes Fénix Oscuros hace tantos siglos atrás sólo para evitar que siguiéramos reproduciéndonos. Nos veían con asco e indiferencia porque éramos distintos a ellos. ¿Alguna vez te has preguntado el por qué o desde cuándo se remonta nuestro odio? Pues ahí tienes un poco de información. —Dijo, escupiendo las palabras—. Desde entonces hemos evolucionado... Cambiado para mal. Y estamos satisfechos con eso. Ahora, con eso—señaló el cielo donde terminaba de formarse su gran arma que levitaba a tantos metros de altura—, cobraremos las vidas que ustedes nos robaron desde el inicio de nuestros tiempos.

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Where stories live. Discover now