Capítulo 75: Atardecer final

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Senix

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Senix




Volvimos a la Tierra a dar un corto paseo dos días después de que Universo se fuera.

Diana y Diego exigieron irse con nosotros otra vez alegando que ya habían avisado a sus padres. No pude negarme porque incluso me mostraron pruebas. Así que no me quedaba de otra. Lo único que les exigí después fue que siguieran con la normalidad de sus vidas asistiendo a clases y dejándonos a nosotros en segundo lugar.

En ese momento Diego me había observado como si quisiera decirme "Sí, sí, ya a la chingada" Y no supe si darle un zape o felicitarlo por preferir las rarezas de mi mundo.

Kia y Lisa no pudieron acompañarnos, se quedaron en su habitación leyendo e investigando sobre temas que seguramente ya sabían. Ambas eran listas.

La chica mecánica, como la llamábamos ahora, rechazó la oferta de convertirse en la futura reina de Drynox. Dijo que no quería tener nada que ver con el legado de su madre, todos la entendimos y le hicimos saber que su mundo estaría en buenas manos con el rey actual y los que le siguiesen conforme fueran elegidos.

Logré centrarme en el moreno que tenía enfrente, a quien debía destruir en esa ridícula apuesta que Yudor había propuesto.

—¿Lista, Senix?—inquirió con una ceja alzada. Nuestras manos estaban unidas y ambos teníamos una expresión de autosuficiencia.

—Siempre estoy lista, ¡venga!

Empezamos a apretar con fuerza la mano del otro, empujando hacia el lado contrario.

Jhon era fuerte, eso debía de reconocerlos, y su mano era demasiado grande en comparación con la mía.

—Deja de jugar, Senix, aplástalo ya—Leo nos observababa de brazos cruzados, sonriendo a medias.

Jhon puso cara de ofendido.

—Disculpa, ¿olvidas que si me gana todos los varones tendremos que pagar y someternos a ellas?

—Lo sé. Pero ni Ryan, Setem y yo nos incluimos. Así que sinceramente nos vale si pierden.

Empujé con más fuerza la mano de Jhon, quien se sobresaltó e intentó detenerme. Pero ya era tarde. Yo había ganado.

—A dar 10 vueltas corriendo por el parque—Lumina le dio una palmadita a un Jhon con expresión pasmada—. Ah, y no olviden comprarnos los helados antes de irse.

Les di un pulgar arriba y Setem se ofreció vigilarlos junto a Leo y Ryan. Nosotras nos quedamos sentadas alrededor de una mesa en un establecimiento, cada una comiendo un merecido helado personalizado.

Miré el sabor que Lumina había elegido, arrepintiéndome de mi mala elección de sabores desprolijos.

—¿Por qué tuve que mezclar todas estas cosas?—me quejé viendo el extraño dulce revuelto—. ¿Alguien quiere cambiarlo?

La Princesa Fénix |Aeternis #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora