A2plus: Esencia Evanescente I y II (YA EN LIBRERÍAS)

Capítulo 32: El Plan (2ª Parte)

Capítulo 32

El Plan (2ª Parte)

Resignado, sacó el negro teléfono de muñeca que le había arrebatado a uno de sus enemigos y pulsó el pequeño botón lateral que este tenía. Al instante, una holografía verdosa se desplegó revelando la pantalla principal de inicio, con una serie de iconos desplegados de forma ordenada. Hans buscó el que le permitía realizar llamadas y, tras hundir su dedo en la imagen virtual, otro menú hizo aparición, esta vez mostrando un teclado numérico. Hans telefoneó directamente al padre de Odelia para no tener que lidiar con el personal de su oficina. Una señal de tono de llamada se repitió varias veces. Tras unos veinte segundos de espera, obtuvo respuesta.

—¿Diga? —preguntó una voz grave y agradable con un marcado acento germano.

—¿Anselm Speer? —preguntó el pro-human.

—Sí, soy yo, ¿con quién hablo?

—Tengo un mensaje urgente para usted.

El padre de Odelia se extrañó. No conocía a nadie con una voz tan tenebrosa.

—¿Un mensaje?, ¿quién es usted?

El sicario de Night Carnival ignoró sus preguntas y continuó hablando.

—En estos momentos tropas Hades están buscándome, por lo que no tengo mucho tiempo. Escúcheme bien.

—¿Hades? —se sorprendió Anselm—. No sé cómo ha conseguido este teléfono, pero no tengo nada que hablar con usted, salvo que se quiera entregar.

—No está en mis planes —le aseguró con acrimonia—. Se trata de su hija.

Aquello cogió por sorpresa al aristócrata.

—¡¿De qué demonios está hablando?!

—Su hija se llama Odelia Speer y vive en una lujosa vivienda de una sola planta en el exclusivo Distrito de la Virtud, en la avenida principal, ¿cierto?

—¿Qué…? ¡¿Cómo sabe eso?! ¡¡¿Qué le ha hecho?!! —le gritó Anselm al asesino, lleno de ira y preocupación.

—Nada malo, voy a protegerla —le contestó Hans.

—¿Protegerla? ¡¿Protegerla de qué?! —se alarmó el padre de Odelia—. ¡¿Qué ocurre con mi hija?!

Hans odiaba que le gritasen o le hablasen con exigencias, sin embargo hizo un esfuerzo sobrehumano para no alterarse y le contestó lo mejor que pudo.

—Soy un rebelde, su hija me escondió en su casa y ahora está metida en problemas.

—¡¡Mentiroso!! —le espetó incrédulo el distinguido personaje—. ¡Eso no tiene ningún sentido! Mi hija es una niña decente, ¡jamás protegería a un mugriento rebelde!

La paciencia de Hans, que no era mucha para las relaciones interpersonales, se terminó, y sus siguientes palabras salieron furibundas de su boca.

—¡Cállese, maldita escoria! —espetó con extrema agresividad Hans, harto de estar perdiendo el tiempo—. Si me vuelve a interrumpir, miserable alimaña, colgaré esta llamada, y su molesta hija, que está sufriendo vejaciones, pagará las consecuencias.

La explosiva reacción del pro-human dejó completamente mudo, helado, a Anselm Speer. Hans ni se dio cuenta de ello, estaba tan enfadado y estresado por la precaria situación que continuó hablando sin esperar una respuesta o reacción de su interlocutor.

—¡Escúche bien hombrecillo! En estos momentos, tropas Hades han asaltado el domicilio tres de la avenida principal del Distrito de la Virtud, buscándome a mí. No me han encontrado en él, pero sí a su hija. Ahora mismo Odelia está siendo interrogada por ellos, y usted sabe muy bien cómo actúa esa basura, gente despreciable como usted es la que paga sus nóminas. Su hija me ayudó cuando estaba herido, y por una cuestión de honor, no puedo dejarla desamparada, aunque su hija me de asco. No le voy a pedir ayuda para mí, no la quiero de alguien como usted. Sé arreglármelas solo. Pero si aprecia la vida de su mocosa con gafas, tanto como ella le aprecia a usted, más le vale confirmar cuanto antes lo que le estoy diciendo y hacer algo al respecto. A esa joven puede que la estén violando y torturando en estos momentos, quizás incluso la maten y quemen su cuerpo, como suelen hacer con sus víctimas a modo de escarmiento, ya sabe de lo que hablo. Yo ahora haré lo que pueda por salvarla, pero estoy solo, y los milagros no son mi especialidad, solo me salen de vez en cuando.