Capítulo 29: La Anomalía (4ªParte)

7.4K 338 116
                                    

Capítulo 29

La Anomalía (4ª Parte)

(Hay una melodía para acompañar este texto en la sección multimedia)

Sergei tuvo que reconocer que sonaba estúpido, pero siendo sincero consigo mismo, no estaba tan seguro que aquel síndrome de los cristales, que ellos llamaban enfermedad, no fuese capaz de provocar este tipo de alucinaciones compartidas y cosas aún peores. Básicamente porque no tenían ni la más remota idea de que era realmente, y si esa cosa invisible y asesina provenía de A2plus, podía esperarse cualquier cosa. Sin embargo, también era cierto que existía la posibilidad de que aquello fuese obra de un pro-human o algún tipo de máquina fabricada por la compañía norteamericana.

—Sea lo que sea, o quien sea, no puede o no quiere matarnos, de lo contrario imagino que ya estaríamos muertos. —Aventuró el oficial— Así que busquemos un poco más, pero no bajemos la guardia.

—Como ordene señor —accedió el novato aunque a regañadientes.

Mijaíl buscó con el visor infrarrojo de su máscara algún rastro de calor en los alrededores sin ningún éxito.  La gran cantidad de pinos secos y muertos dificultaban enormemente la tarea, pues reducían considerablemente el rango de visión. Sergei, consciente de esta limitación, le ordenó que se movieran, y ambos soldados comenzaron a caminar sin un rumbo fijo dando vueltas, aquí y allá, para ver si encontraban alguna pista. Con el transcurrir del tiempo, a pesar de que sus trajes protectores eran adiabáticos, el frío intenso empezó a hacer mella en ellos y pronto los soldados comenzaron a sentir frío en sus cuerpos. Aún así, continuaron buscando sin tregua, y tras casi veinte minutos de búsqueda infructuosa, el joven aspirante a Spetsnaz se dio cuenta de que algo raro estaba pasando.

—Señor— llamó el novato a su líder, muy preocupado.

El oficial, estando a su lado, no pareció escucharle, se le veía distraído, mirando a su alrededor en completo silencio. Llevaba más de un cuarto de hora sin decir palabra dirigiendo la marcha que obedientemente seguía el novato.

—¡Señor!— le llamó Mijaíl con más ímpetu.

Sergei se sobresaltó al escuchar su voz. Instintivamente miró a su alrededor desorientado, como si de pronto volviese a la realidad. Después, con una expresión perpleja se quedó mirando al joven muchacho.

—Per… perdona —se disculpó el oficial— ¿Decías?

—Estoy preocupado mi teniente. —le aseguró Mijaíl tiritando de frío.

Sergei le ignoró completamente, como si ni le hubiese escuchado. En lugar de prestarle atención, se quedó observando los alrededores con expresión ausente y en completo silencio, mientras una fina capa de escarcha había empezado a cubrir su vestimenta. Parecía pensativo, meditabundo.

—¡Señor! —volvió a llamar su atención el recluta.

Sergei lo miró sorprendido de nuevo, y parpadeo varias veces, como si acabase de despertar de un trance, aunque eso fue algo que Mijaíl no pudo ver por culpa de la máscara antigás.

—¿Dime? ¿Qué ocurre? —le preguntó el teniente en un tono extrañamente monótono, como adormilado.

Mijaíl lo miró algo extrañado, su preocupación fue en aumento.

—Señor, han pasado ya veinte minutos.

—¿Y? —Le contestó en un tono carente de emociones su superior— No veo el problema, debemos seguir buscando.

—No me refiero a eso señor. ¿No le parece raro que todavía no nos hayamos cruzado con el resto de hombres? Este bosque no es tan grande.

Sergei no dijo nada. En realidad había ignorado al joven recluta. Su mente estaba centrada en una sola idea. En su cabeza se repetía a sí mismo constantemente una insistente frase que no le dejaba pensar en otra cosa.

A2plus: Esencia Evanescente I y II (YA EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora