Capítulo 20 Marcados por el Destino (4ª Parte)

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Capítulo 20

Marcados por el Destino (4ª Parte)

(Hay una melodía en multimedia para acompañar este capítulo, de una de las mejores películas de ciencia ficción que he visto, muy recomendada)


Los mercenarios de Montgomery obedecieron inmediatamente mientras uno de los sanitarios del grupo se acercaba a Ishtar y con una pequeña pistola médica, le inoculaba una poderosa droga que la mantendría completamente sedada durante las próximas horas. El teniente Maurice, por su parte, aceptó la situación de bastante mal humor aunque trató de que no se notase en exceso. Sabiendo que ya no había nada que hacer en aquel lugar, ordenó a sus hombres que recogiesen tanto a los heridos como a los muertos y los llevasen a los helicópteros para regresar al cuartel general de Hades. Antes de marcharse, habló con algunos de sus hombres y después se dirigió al líder de Urban Eagle.

—Sargento Montgomery —llamó su atención en tono despreocupado—, me dicen mis subordinados que no hay supervivientes en ese helicóptero vuestro que se estrelló. Una pena. Y todo por culpa de esa preciosa pro-human que quieres llevarte. Todos tus hombres están carbonizados, lo lamento. Por eso te digo, ¿de verdad esa mujer merece tu piedad? Si estuviese en tu lugar me tomaría alguna venganza antes de entregársela a SEGDIAN. Pero en fin, nunca entenderé tu anticuado estilo de hacer las cosas. Nos volveremos a ver —le aseguró mientras se marchaba andando tranquilamente hacia el lugar donde debían recogerles los dragones negros.

Montgomery no le dirigió la palabra, prefirió ignorarlo aunque en sus entrañas sentía que en cierta forma aquel monstruo tenía razón. Esa mujer había eliminado a muchos de sus hombres. Algunos de ellos buenos camaradas que sin duda echaría de menos. Sin embargo, en la guerra esas cosas pasaban todo el tiempo. Aunque odiase a esa mujer por haber matado a sus mercenarios, había sido en defensa propia. No la iba a tratar bien, no con el rencor que sentía hacia ella, pero tampoco la torturaría ni la vejaría.  Ese no era su estilo. Además, sabía que el teniente se lo había comentado para mortificarlo, para hacerle sentir idiota por proteger la honra de aquella criatura. La enemistad entre sus dos grupos ya venía de lejos, aunque esta era la primera vez que se encontraban sus dos líderes cara a cara. El desagradable encuentro, sin duda, no ayudaría a mejorar la relación en un futuro, más bien lo contrario.

—¡Señor! ¡Aquí hay un superviviente! —le informó uno de los sanitarios en voz alta—. ¡Creed está muy herido pero sigue vivo! Los demás de su grupo han muerto.

Montgomery se acercó corriendo y pudo ver el estado de Creed con sus propios ojos. Su aspecto no era muy alentador. Tenía un brazo torcido en una posición antinatural, como si sus huesos hubiesen quedado triturados, y había perdido bastante sangre. Su cuello parecía roto también. Sin embargo, gracias a Dios, al menos tenía la máscara de gas puesta.

—¿Está muy grave?— le preguntó preocupado el sargento.

El soldado miró al yaciente y asintió.

—Sí, sí está grave... —reconoció torciendo la boca—. Mantiene las constantes vitales y no parece correr peligro inmediatamente, pero si no recibe asistencia médica en unas horas, ciertamente se podría morir.

Montgomery aun así se sintió aliviado. Su estado era grave, pero se salvaría. Su amigo se salvaría.

—Entonces mejor no pierdas tiempo. Llama al helicóptero médico y que lo recojan sin demora.

—Sí señor —contestó al tiempo que sacaba su radio.

Un par de hombres a lo lejos llamaron a su líder e hicieron gestos con las manos. Montgomery vio como uno de ellos corría hacia él.

A2plus: Esencia Evanescente I y II (YA EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora