Capítulo 9b: Tras la Pista (2ª Parte) (Corregido)

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Capítulo 9

Tras la Pista (2ª Parte)



Montgomery y su grupo de confianza fueron los primeros en llegar al punto donde se suponía que se escondía aquella implacable asesina. Se encontraban en una larga y estrecha calle plagada de edificios antiguos que en el pasado debió de ser muy comercial y bella, pero que, en la actualidad, formaba parte de una de las zonas más denigradas y pobres de toda la ciudad. Allí, el aire olía al moho adherido a las paredes de los edificios, a la basura abandonada mientras se pudría lentamente manchando el suelo, al polvo de óxido que se levantaba al pisar por aquellas sucias calles contaminadas, a orines y heces. Montgomery miró todo aquello con asco, pero no se dejó vencer por él. Había encontrado lo que buscaba.

El escondrijo en cuestión era una vieja tienda que, por el aspecto que tenía, debía de llevar mucho más de dos décadas abandonada. Tenía los vidrios del escaparate rotos y estos se veían translúcidos por la acción de la contaminación y el polvo urbano. La puerta de entrada había sido reventada a golpes, como si hubiese sido aporreada con un ariete, y era evidente que, en el pasado, el negocio había sido ampliamente saqueado. Montgomery y sus hombres se adentraron con las armas preparadas para disparar munición no letal. Era una tienda pequeña y ruinosa, cuyo interior estaba saturado de un fuerte olor a humedad y putrefacción. Apenas tenía treinta metros cuadrados de superficie y no hacía falta ser muy inteligente para adivinar que en sus buenos tiempos se debió de vender ropa en ella, pues el suelo estaba cubierto de andrajosos y sucios vestidos, perchas para colgarlos y diverso mobiliario de ese tipo de empresa. Montgomery, con sus gafas térmicas, no detectó ningún signo de vida en aquella estancia, por lo que se quitó los sofisticados anteojos y encendió la linterna de su rifle de asalto. Tras el mostrador que había justo enfrente de la entrada a la tienda, descubrió un montón de harapos acumulados formando un mullido colchón. Aquello era una cama, concluyó Montgomery sintiendo un escalofrío. Alguien dormía allí, probablemente su objetivo.

—Ella ha estado aquí. Estoy seguro —les afirmó a sus hombres mientras miraba en derredor con el corazón encogido—. Revisad si veis algún cabello verde entre esos harapos. Yo me quedaré vigilando la entrada, por si veo algo.

Montgomery salió del establecimiento y se volvió a poner las gafas para vigilar el exterior. Como se ha mencionado antes, se encontraba en una calle secundaria más bien estrecha, en un sector que en el pasado fue comercial. Montgomery atisbó a su alrededor muchas personas agazapadas que miraban a través de las ventanas de los edificios aledaños. Con las gafas térmicas eran fácilmente distinguibles, pues su rastro de calor las hacía resaltar de la materia fría e inanimada, dando como resultado un fuerte contraste. Los estaban observando escondidos porque, sin lugar a dudas, los temían. Cuando SEGDIAN aparecía en los suburbios en alguna misión, siempre había muertos y la empresa armamentística no era famosa por intentar evitar daños colaterales cuando trataban de eliminar un objetivo y se encontraban en zonas pobres.

Uno de sus hombres apareció con un cabello entre los dedos.

—Señor, confirmado: es ella.

Montgomery recogió el pelo y se quedó mirándolo con nerviosismo. Era verde oscuro, similar al color de un alga marina. No es que entendiera mucho sobre cabello, pero casi podría apostar que no era teñido. Una rareza que daba aún más puntos a la teoría de que ella era, en verdad, una pro-human de A2plus, pero un tipo de espécimen del que jamás había oído hablar. No podía estar completamente seguro de que su enemiga fuese un engendro de A2plus, pero sabía que si sus soldados no tenían una certeza absoluta, si dudaban sobre su naturaleza, quizás los más escépticos cometiesen el error de bajar la guardia ante ella. Esa duda era peligrosa. Fuese o no una nephilim de la compañía norteamericana, no tenía intención de correr riesgos. De mala gana, Montgomery decidió hacer caso a su instinto.

A2plus: Esencia Evanescente I y II (YA EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora