Capítulo 27 .- El momento idóneo.

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Encontrarme con el poder para traicionar a Vanera me había supuesto muchas noches en vela y comederos de cabeza. Había estudiado y repasado mil veces los ingredientes y su manipulación, y seguramente habría sido como el hechizo de invisibilidad, sería capaz de realizar la poción con los ojos cerrados.

Pero seguía en la tesitura de si debía hacerlo. ¿Sería capaz de darle a Vanera su venganza, para luego arrebatársela antes de que fuera capaz de disfrutarla? ¿Podría volver a mirarla a los ojos tras ello?

Seguramente no, pero teniendo la oportunidad, no podía dejarla escapar. En mis manos estaba el antídoto, y no podía dejar que mi lealtad acabara con los planes de hacer entrar en sus cabales al Gobernador, y de forjar un tratado de paz sin más derramamientos de sangre. Tal vez era complicado, la política era complicada, pero al menos había que intentarlo. No me atrevía a usar primero el veneno sin haber descartado todas las alternativas.

Me desperté temprano, con la llamada a la puerta de uno de los tripulantes del Lhanda llevando dos vestidos para Surina. Evidentemente, uno era para mi, pero Ida había tenido la prudencia de decir que Surina debía escoger el que más le favoreciera, y que podía hacer lo que quisiera con el segundo.

Ella escrutó los vestidos, el primero era más elegante, de escote barco, con las mangas de color amarillo pálido, siendo el resto del vestido en un tono plateado metálico, con detalles en la zona del corsé, y una flor sobre el pecho. La falda también estaba un poco recogida por los bajos, mostrando de nuevo el color amarillo del principio, aunque era apenas un toque de color en los pies.

El segundo era un vestido a dos alturas, siendo la parte delantera, de un tono morado, mucho más corta que la trasera, era un tanto más provocativo, y tal vez se le iba de las manos a la acompañante de una figura política tan importante como Owen. Surina no tardó en tendérmelo, dejándome con el engorroso aprieto de ver qué llevar debajo de aquello.

- Creo que voy a pedirle unas medias a Valette, tiene algunas muy bonitas que pegarían con esto.- Mencioné, besando la mejilla de Surina con cariño antes de salir.- Espero que con estas galas decida acercarse un poco más, que si no me voy a empezar a preocupar.

- Valette tiene medias a juego porque son de ligar, y no me dirás lo contrario- Reí levemente, sabiendo que tenía razón.- Avisa a Tao que te pase a buscar allí. Y sí, yo también espero que subamos de base.

- Ah, espera, ¿ha habido alguna base?

Surina tardó poco más de medio segundo en darse cuenta de su error, tartamudeó un poco y me miró desconcertada. Luego volvió a ser la buena actriz y me miró.

- Bueno, la base de conocernos.

- Ya…- Dejé el tema de lado, a sabiendas de que estaba jugando conmigo y en realidad había pasado algo. Seguramente quería estar segura de que era el indicado, o esperaba que yo no me sintiera mal por estar sola, o algo así. La verdad es que a veces intentar entender a Surina requería demasiado tiempo y esfuerzo.- Nos vemos en el baile. ¿Podrás peinarte sola?

- No siempre requiero de tu magia- Se defendió Surina, tal vez ofendida por creerla incapaz de arreglarse sin ayuda. Pero llevaba mucho tiempo ayudándola con el pelo, y su alternativa era llevar rulos toda la mañana.- Tengo mis rulos por alguna parte.

El Fantasma del LhandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora