Capitulo 9- JUSTICIA

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Cuando Sara se vio en el espejo por primera vez ese día quiso meter su cabeza en una bolsa de papel. Sus labios estaban manchados por el labial rojo, tenía unas ojeras inmensas y su cabello estaba hecho una maraña. Ella suspiró buscando el desmaquillante y la risa que salió de su boca mientras intentaba arreglar su cabello fue histérica. Horas atrás había sido nombrada imagen de una marca de maquillaje y ahora parecía salida de The Walking Dead.

Había logrado desviar las preguntas sobre su estado, su papá la había llenado de abrazos y le había dicho que cuando era joven también se había equivocado, pero su mamá no había caído tan fácilmente y seguramente estaría esperando que estuvieran solas para acosarla con preguntas. En ese momento no importaba, se sentía tan avergonzada con Tomás porque él la había encontrado en ese estado, y con Alex por haberle mentido y con su papá por haber arruinado su cumpleaños, con todos. Su vida era un desastre, necesitaba empezar a arreglar lo que pudiera.

 Lo primero era Tomás. Sara buscó el celular entre sus cosas y se fijó que tenía varios mensajes de texto. La mayoría eran felicitándola por las fotos, todos tenían que enviarle sms cómo en la época de las cavernas porque no soportaba aplicaciones como WhattsApp. Ella fue borrando los que leía cuando vio uno que llamó su atención, era de un número conocido y sólo decía: “LA VANIDAD SIEMPRE HA SIDO TU TALÓN DE AQUILES” era de Michelle, la hermana de Alex. Maravilloso.

Sara no borró ese mensaje porque tal vez lo necesitaría en el futuro, en vez de eso llamó a su amigo

— Tommy, discúlpame... —dijo apenas él contestó.

—Tranquilízate. Me alegra que estés bien —su voz estaba calmada, en verdad estaba aliviado.

—No Tomás —Sara sacudió si cabeza, a veces desearía que él fuera como Val y le dijera cómo se sentía en realidad—. No voy a estar bien hasta que hablemos. ¿Puedes ir a mi casa esta tarde?

—Sí, claro. Allá nos vemos.

Sara se dio una ducha aún en el hotel, buscó una de sus sudaderas Juicy y se arregló como pudo, con su piel exfoliada y limpia sentía como si hubiera vuelto a nacer. Aún se sentía mal por su pelea con Alex y necesitaba hacer algo para sentirse mejor, algo que la ayudara a descifrar que hacer con su vida. Todos llegaron al Penthouse directo a dormir, hasta William y Felipao en la habitación de invitados, todos debían haber pasado el tiempo cuidándola y eso sólo la hizo sentirse peor.

Sara llamó a Harry, su estilista favorito y le pidió que fuera con todo su equipo, mientras lo esperaba volvió a leer el mensaje de Michelle y rio sin humor al recordar lo que le había hecho hacer Emma para que al final cumpliera su amenaza. No quería vengarse, pero Emma necesitaba aprender una lección así como la había aprendido ella, no todo en la vida se gana con engaños. Ella llamó a Mario que aparentemente no había sospechado sobre su desaparición de la fiesta y agotó todos los sinónimos de maravilloso para describirle lo bien que se la había pasado, Sara sintió envidia, era como si ella hubiera estado en otra fiesta. Habló un rato con él y al final le preguntó si podría enviarle una revista con Emma en la portada por adelantado para promocionarla en el colegio.

—Eres una pequeña diabla, lo sabes, ¿verdad? —Mario había descubierto sus intenciones fácilmente—. Bueno, podría llevar la foto grande y unas cuantas revistas, creo que todos allí la comprarían. ¿Qué dices?

—Digo que si tuvieras mi edad y 30 kilos menos me casaría contigo.

Mario había reído, pero se había comprometido a pedir autorización al colegio para hacer una actividad en la hora de descanso. Sara estaba pensando en pedir algo de comer, pero cuando llegó Tomas traía comida china entonces ambos se sentaron en el sofá mientras pasaban una maratón de Breaking Bad.

AtrapadaWhere stories live. Discover now