Capitulo 8 - REVELACIÓN

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 Ellos fueron los primeros en llegar a la recepción, en la entrada estaba Erika simplemente despampanante. Tenía un vestido negro largo con un escote delicado pero sexy, llevaba un collar y aretes de diamantes y su larga cabellera suelta, parecía una estrella de cine.

—Mamá, ¡Wow! Es un cumpleaños, no los Oscar. —Sara sonrió más cuando la vio sonrojarse.

—Es una ocasión especial y como no he salido mucho últimamente quería una excusa para usarlo — Erika sonrió—. Claro, y también por los invitados especiales y los cambios que vienen.

— ¿A qué te refieres, Erika?—  pregunto Tomás con curiosidad.

Sara respondió por ella.

—Es que parece que el nuevo novio de mi mamá está haciendo buena influencia en ella. Ahora va a dejar de trabajar tanto y va dedicarse a otras cosas.

—Sí, pero ahora vamos —Erika los apuró—. Ya están llegando los invitados.

Todos iban vestidos muy elegantes ya que William era fanático a las entregas de premios, ese era el tema de la fiesta. Cuando el salón estaba lleno, llegó el rey de la noche. William reía y abrazaba a todo quien veía. Años atrás, cuando salió a la luz el escándalo de la infidelidad, la gente no entendía como él pudo haber traicionar a una mujer tan guapa como Erika, sobre todo cuando estaban enamorados desde el colegio. Pero cuando supieron la verdad, poco a poco lo fueron aceptando, incluso ahora era un icono de elegancia de la ciudad.

Cuando William al fin llego a la mesa donde estaba su familia los abrazó, sobre todo a Erika y a Sara que no tenían idea de por qué estaban llorando.

— Por favor, no lloren más. Me van a arruinar la venta del maquillaje —bromeó y todos rieron.  

Cuando la música empezó todos bailaron, aunque Tomás todavía seguía muy misterioso, ambos bailaron juntos la mayor parte del tiempo comprobando que Sara si tenía el superpoder de soportar grandes desafíos en tacones. Cuando estaban tomando algo y hablando con Val, William se acercó a Sara y le susurró.

—Hija, después sigue el estreno de la nueva imagen Excel.

Sara se estremeció, pero después respiro hondo y sonrió.

 — Claro, papá. Estoy lista.

Había un muro enorme cubierto con terciopelo rojo esperando a ser descubierto, Sara ya había visto esa misma mañana su foto allí atrás aunque no prestó mucha atención salvo los colores del maquillaje, no le gustaba mucho observarse a sí misma, pero eso no impidió que su cuerpo se estremeciera la expectativa. Pero lo que ella jamás imaginó era que esa foto iba a cambiar su vida por completo.

—Buenas noches —dijo William dando pequeños golpes a su micrófono y sonriendo desde la tarima—. Esta noche es muy especial. Quiero agradecer a todos por acompañarme, y no solo por mi cumpleaños, hoy también es el estreno de mi única heredera, la luz de mis ojos, como la imagen de la nueva colección de Excel.

Todos aplaudieron mirando en su dirección atrás de los invitados, Sara se sonrojó cuando su papá la llamó para que subiera a la tarima. Su papá siguió hablando mientras avanzaba.

—Sara Smith es lo mejor que hemos hecho Erika y yo en nuestras vidas. No ha sido fácil, todos ustedes saben lo que hemos vivido... gracias a la prensa por eso —William levanto la copa y todos rieron—. ¿Saben? ella siempre ha sido una niña única. Siempre recuerdo aquella vez que se paró sola con un cartel frente a un circo exigiendo que devolvieran esos animales a su hábitat y logró reunir a más de cincuenta personas en unos minutos pidiendo lo mismo, o la vez que la expulsaron de aquel colegio por exigir comida de mejor calidad —hizo una pausa—. Quizás esa ensalada en la cabeza de la directora no fue muy buena idea, hija.

AtrapadaWhere stories live. Discover now