Capitulo 6 - EXCEL

2.8K 59 1
                                    

La semana había pasado un poco lenta, tal vez podría ser porque llevaba días sin saber de Alex, pero ella sabía que en realidad era el temor de que se arruinaran sus planes. El lado bueno era que había pasado todos esos días con sus mejores amigos, que aunque no sabían todas las cosas que estaban pasando por su cabeza, la habían hecho sentirse mucho mejor.

— Mañana es el gran día —dijo Erika esa noche mientras comían.

Sara sonrió sinceramente.

—Sí, lo sé. Es mi sueño hecho realidad, mamá.

—Vas a estar muy bien. ¿Sabías que hace un par de años me prometieron una cita a ciegas con David Gandy por una entrevista? Hiciste bien en hacerlos sufrir un poco, lo merecen.

Sara giró sus ojos.

—Y me lo dices ahora, siempre creí que eran amigos. Creo que perdiste todo el derecho a criticarme cuando me derrita por Justin Timberlake.

Erika empezó a reír a carcajadas, Sara siempre temía decirle que cuando reía se veía hermosa porque probablemente no volvería a hacerlo. Erika siempre era muy controlada, siempre a la defensiva y pensando en el trabajo, sólo una vez había bajado sus defensas y no había tardado en salir huyendo.

—Sabes —comentó Erika después—, probablemente debería contarte que he conocido a alguien…

Sara la miró con la boca literalmente abierta.

—¿En serio? ¿Quién es?

 Erika sonrió un poco al ver su reacción.

—Hace un par de semanas fue a ofrecerme su catálogo de piezas para las oficinas que vamos a redecorar pronto. Es sólo… —ella suspiró—. Es menor que yo.

—¿Y a quién le importa la edad? —No pudo evitar comentar en medio de su conmoción—. Si tú podrías pasar por alumna de mi colegio.

—Muy graciosa —Erika hizo una mueca—.  Pero me pareció interesante y maduro, siento que tenemos tantas cosas en común.

—Definitivamente tienes que traerlo a casa. ¿Y cómo se llama?

Antes de que pudiera responder alguien abrió la puerta, después entraron su papá y Felipao. Sara se iba a levantar a saludarlos, pero antes vio cómo su mamá le hacía una señal para que no les contara sobre su nuevo pretendiente, Sara asintió y después corrió a abrazar a su papá. Llevaba semanas sin verlo, ambos habían estado en Paris por trabajo.

—Así que ustedes tenían mis llaves —Erika también los abrazó—. ¿Qué tal el viaje?

—Estamos muertos, pero trajimos comida —respondió Felipao sonriendo. Su hermoso acento y su sonrisa lograban iluminar cualquier lugar. Aún con Sara colgada en sus brazos, William recibió un paquete de Felipao y se lo entregó.

—Traído de Paris para mi nueva top model. —Habían muchas cosas, desde chocolates y accesorios para el cabello, un reloj con brillantes y un iPhone de última generación con un estuche de rosas con brillantes.

—Creo que no merezco tanto —confesó Sara en medio de su felicidad.

Su padre tocó su frente como si tuviera fiebre y todos rieron.

—Por supuesto que lo mereces, y así no lo merecieras eres mi hija favorita y tengo derecho a mimarte.

—Soy tu única hija.

—¡Mejor todavía, eres mi única hija y mi favorita a la vez!

Sara se levantó temprano al día siguiente a pesar de haber estado hasta casi la madrugada escuchando las historias de William en la semana de la moda, aunque tampoco había dormido mucho después por la emoción de tener su primera sesión de fotos siendo la única modelo. Cuando se había resignado a que no iba a dormir se había levantado a mirar los retratos en blanco y negro de sus abuelas cuando eran jóvenes, tenía una colección de esas guardadas como tesoros. Las fotografías de los paisajes eran mágicas, pero las de las personas tenían tantas historias que contar, podrías tomar una foto al rostro de una persona todos los días de una semana y todos ellos dirían cosas diferentes, Sara nunca había confesado a nadie que prefería ver los rostros de las personas en los anuncios que el producto que estaban ofreciendo. Ella estuvo acostada un rato más antes de irse a bañar y preparar para el día, estaba desayunando cuando Tomás la llamó.

AtrapadaWhere stories live. Discover now