Capitulo 7 - CUMPLEAÑOS

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— Es mi papá. Tiene que ser algo único—  dijo Sara mientras andaba con Val por el centro comercial. Ya habían entrado a casi todos las tiendas, pero a ella nada le parecía impactante. Felipao tendría que haber comprado su regalo en Europa y seguramente sería algo genial, ¿Cómo iba a superar eso?

Val había reído en todo el recorrido al ver a Sara tan desesperada.

 —Bueno, si es tan especial, creo que lo tengo. ¿Cuánto es el presupuesto?

— Sabes muy bien que eso no importa, dime.

Val sonrió.

—Bien. ¿Sabes que mi papá es productor musical?

Sara puso los ojos en blanco.

— Claro que lo sé, no te rías de mí porque no te entiendo nada.

—Es que no creo que a Felipao se le haya ocurrido organizarle una fiesta con uno de sus cantantes favoritos ¿Sabes lo difícil que es encontrarlos libres en esta época?

Sara se quedó pensando.

— ¿Y tu papá puede conseguirlo?

Val asintió.

— Tenemos que movernos rápido, pero creo que sí. Además, mi papá aprecia mucho tu familia, sobre todo a tu mamá —Val sonrió. Su papá era viudo, la mamá de Val había muerto de cáncer igual que María años atrás. A él parecía gustarle Erika.

—Val, sabes cómo es Erika Herrera…

Val tomo a Sara de la mano y siguieron caminando.

—Ya lo sé, pero estaba pensando que tal vez si tienen la oportunidad de hablar… ya sabes…  

Sara se dio cuenta al ver la emoción en los ojos brillantes de su amiga lo terrible que tendría que ser vivir sin tener a tu mamá cerca, sin poder abrazarla, sin poder compartir con ella. No pudo evitar sentir un nudo en su estómago, ella tenía a su mamá cerca, pero la mayor parte del tiempo eran como desconocidas. Ella se detuvo y abrazó a su amiga.

—No sé qué haría sin ti, Val. Mereces tener toda la felicidad del mundo.

Así como se acercaba el cumpleaños de William, los días seguían pasando y Sara aun no tenía noticias de Alex. Él llevaba ya una semana por fuera y no la había llamado ni la primera vez, aunque estaba tan ocupada entre los preparativos y el colegio que tampoco habría tenido tiempo de verlo. Esa mañana Sara estaba reunida con los de catering cuando recibió una llamada que llevaba esperando días, cuando contestó estaba sonriendo victoriosa.

— Hola, amiga. Te hablo desde el paraíso  —canturreó Emma alegremente.

—Ni te imaginas la envidia que me da —dijo Sara con fingida amargura mientras seguía probando las recetas opcionadas para la noche.

—Ay, que sensible —siguió Emma—. Te iba a contar que me están tomando las fotos y la estoy pasando de lo mejor, Mario es un príncipe.

— Lo es —estuvo completamente de acuerdo, Mario y el hermoso Photoshop que usaría luego para sus fotos.

— Y solo porque estoy de buen humor, te voy a dejar preparar la fiesta de tu papá en paz. La otra semana, no lo sé.

Sara bufó.

—Vaya, pues yo tampoco sé si la otra semana voy a estar de humor para soportarte, Emma. De hecho voy a guardar este número para no volverlo a contestar jamás.

— Me parece justo, es el de Michelle... tu cuñada —fue lo último que escuchó antes de colgar.

—Bien, es oficial —murmuró para sí misma—. Encontré el alma gemela de Joffrey en Juego de Tronos.

AtrapadaWhere stories live. Discover now