Buenas noches

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Capítulo cinco

—¿Cuándo cumples años, Martín? —preguntó Laini mientras hacía un extraño boceto en el cuaderno de asistencia que utilizaba su profesor para las clases del instituto. No le había pedido permiso para hacerlo, así que esperaba que en lugar de molestarle le gustara el dibujo.

Martín giró su cabeza un poco para lograr verla de reojo sobre el hombro y le sonrió. Ella estaba detrás suyo sentada en el sillón y él sentado en el suelo frente a le mesita de centro.

—Adivina —le contestó y ella le dio una ligera patada en el hombro.

—Mínimo dame una pista —se quedó pensativa unos segundos antes de continuar hablando—, ¿El mes termina con "o" o con "e"?

—Con "e" —respondió y tomó el bolígrafo rojo.

—Bien —dijo Laini y sonrió al tener la respuesta—. Cumples años en Octubre ¿verdad?

Martín dejó caer el bolígrafo y de hacer lo que estaba organizando para volteó a verla incrédulo.

—Tenías otros 3 meses más y dijiste exactamente el correcto —murmuró—. ¿Por qué dedujiste que era en octubre?

—Porque yo cumplo años en septiembre y una vez me dijiste que eras casi, casi, 13 años mayor que yo, por lo que no puedes cumplir en septiembre o en meses anteriores porque entonces serías mayor que yo por 13 o más de 13 años, pero, ahora necesito ayuda con el día.

—Adivínalo, niña genio.

—¡Una pista! —le exigió la pelirroja—, ¿es a finales de mes? ¿A principios?

—Finales...

—31 de octubre —respondió casi antes que Martín le dijera.

—¿Eres bruja?

—No, sólo pelirroja y Laini —se encogió de hombros—, eso es todo.

—Tú y tus respuestas —gruñó poniéndose de pie.

Se sentía dolorido después de haber pasado toda la noche dormido en el suelo de la sala y parte de la mañana, pues estuvo organizando las clases de nuevo para que sus alumnos no tuvieran dificultades con los temas que habían reprobado en los ensayos que calificó durante la noche, antes de quedarse dormido.

No se dio cuenta de la hora en que lo venció el sueño y sólo al momento de sentir uno de los dedos de Laini picándole el hombro para despertarlo se percató que había pasado la noche dormido en el suelo de la sala. No había sido nada cómodo.

—¿Qué desayunaremos? —le preguntó Laini mientras estiraba su cuerpo en el sillón.

—Lo que sobró de ayer —le respondió pero en lugar de afirmarlo parecía estar preguntándoselo a ella.

—Bien entonces... —repentinamente se quedó callada y llevó una mano a su estómago, puso una mueca para segundos después salir corriendo al baño.

Martín la siguió pero ella le cerró la puerta en la cara. De pronto temió que la herida interna que tenía fuese demasiado grave y necesitara pasar más tiempo en el hospital bajo la supervisión de expertos. Pegó un oído a la puerta y deseó no escuchar ninguna tos.

Unos segundos después el único ruido que se escuchó dentro del baño fue el de la cadena. Cuando la pelirroja abrió la puerta él casi le cae encima.

—¿Estás bien? —le preguntó empezando a ponerse nervioso. Laini lo vio extrañada.

—Oh, yo, sí estoy bien —dijo caminando de nuevo a la sala. Primero revisó los cojines del sillón y después se volteó hacia Martín con un ligero sonrojo—. Necesito que me hagas un favor.

30 días para enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora