Quiero vivir aquí

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Capítulo 32

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Capítulo 32

"Quiero vivir aquí"

Laini muchas veces había escuchado de los adultos a su alrededor que las cosas no cambiaban de un día a otro, que eran cambios graduales y la mayoría de las veces se pudieron haber evitado con el accionar en el momento adecuado. Al menos eso pensaban los adultos pero se olvidaban de que no eran los únicos viviendo en este mundo, los niños también estaban ahí.

Y por la misma razón que eran niños y no se les tomaba en cuenta, los cambios para ellos sí se sentían bruscos, de un día a otro el mundo giraba 180 grados.

Así lo sintió Laini a pesar de haber sido consciente que las cosas en su casa y en su familia no estaban bien. Aun teniendo el conocimiento de mudarse a una nueva casa, aun habiendo perdido muchos de sus juguetes y pertenencias en el proceso, aun con todas esas advertencias ella sintió un giro brusco cuando su rutina relajada se volvió tensa.

Todavía recordaba aquellos días en que al salir de la escuela podía pasear en el parque junto a Evan, Katia y Sandra. O esos eventos en la primaria donde podía participar en las actividades deportivas o artísticas frente a todos los padres de familia. O mejor aún, esas tardes y noches llenas de risas durante la cena con su mamá, su papá, Katia y ella.

Ahora ya no existían, no de la misma forma de antes.

Llevaba semanas o meses saliendo con prisa de su salón y yendo directamente a la puerta de la primaria para encontrarse con Sandra y de inmediato subir al auto. Cenaba en silencio junto a Katia en casa de su tutora y ya muy noche, cuando apenas podía mantener los ojos abiertos, iba a la pequeña casa con sus papás a los cuales podía ver solo en las mañanas por unos cuantos minutos.

Ya había pasado a segundo año y no pudo asistir al evento de fin de curso ni al de reingreso. Solo veía a Evan durante clases y por mucho que tuviera ganas de ir a pasar una tarde en casa de su mejor amigo no se atrevía a pedir permiso. Usualmente cuando hablaba con sus papás estos estaban tensos y le hablaban mal, eso la ponía triste y no le gustaba sentirse así, por eso mejor aprovechaba cada minuto durante la escuela para distraerse y jugar con Evan.

Porque ahora ya ni siquiera podía jugar con Katia.

Y la extrañaba demasiado a pesar de tenerla junto a ella todos los días por las tardes y noches. La sonrisa de su hermana mayor había desaparecido.

Suspiró y dejó caer el lápiz anunciando a Sandra que ya había terminado su tarea. Su tutora en ese momento levantó la vista de una carpeta y le sonrió.

—¿Ya has terminado? —le preguntó acercándose a la mesa para revisar.

—Cada una de mis tareas de la próxima semana —respondió apoyando las palmas de sus manos sobre la mesa.

—Te dije que dejaras algunos trabajos para el fin de semana o te aburrirás...

—¡Ya estoy aburrida! —exclamó y Katia levantó la vista de su cuaderno como si recién hubiera despertado—. Llevamos meses encerradas haciendo tareas, comiendo y bañándonos. ¡Estoy aburrida!

30 días para enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora