Capítulo 43: Un trato más.

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— Cadell y Astrophell me van a matar— murmuró Cerberus mientras invoca un portal hacia la Cueva de La Gitana en plena madrugada

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— Cadell y Astrophell me van a matar— murmuró Cerberus mientras invoca un portal hacia la Cueva de La Gitana en plena madrugada.

— No lo harán si soy lo suficiente rápida. Cálmate ya.

Habían transcurrido quince días desde que Cadell y yo completamos el vínculo, y también de mi encuentro con Titania en las catacumbas del palacio. Habían pasado varias cosas. La primera y más importante, se trataba del huevo del grifo, el cual había roto el cascarón dejando a la vista una criatura muy pequeña frente a nuestros ojos tres noches después de lo que ocurrió entre Cadell y yo mientras desayunábamos en el comedor.

Isolde no pudo evitar derramar un par de lágrimas aferrándose a la cría y ofreciendo besos en su cabeza llena de plumas, mientras esté dirigía sus pequeños ojos en mi dirección y graznaba con suavidad. El resto de los días se la paso siguiéndome de arriba a abajo como si sintiera el trato que había hecho en Inferno con Isolde. Le había puesto por nombre Luminaria.

Estuve varios días aprendiendo cómo alimentarla, cuidarla o tomarla en brazos. Era muy parecido a un cachorro, solo que le gustaba picotear los pies a Cadell y Azucena mientras caminaban. Aún no volaba, pero era bastante rápida con las patas como para hacernos perder la cabeza persiguiéndola por el castillo. Pero le traía algo de vida a nuestros días; sobre todo cuando hacía enfadar a Cerberus en los entrenamientos porque había aprendido gracias a Cadell a realizar sus necesidades sobre los zapatos de cuero del sabueso cada vez que los dejaba en alguna esquina para practicar descalzo. Era muy gracioso verlo pelear con la pequeña Luminaria.

Al menos gracias a eso, nuestra relación con Isolde había mejorado un poco y por fin hablaba mucho más desde que llegó.

Por otro lado, la marca del vínculo se había pronunciado sobre mi cadera derecha en tonos dorados confundiéndose casi con el tono de mi piel seis días después de nuestra unión; era preciosa, justo como Cadell me ayudó a imaginar: una luna luna junto a un sol fundiéndose casi en un eclipse. Para mi suerte, nuestros... encuentros, se habían convertido en parte de nuestra rutina. En mi habitación, en la suya, incluso en el salón de entrenamientos después que Cerberus no soportará nuestra tensión sexual y terminará huyendo.

O leyera los pensamientos de Cadell. Cualquiera de las dos era bastante buena para espantarlo.

Hemos dormido juntos durante estos días. No sabía cómo llamar a nuestra relación; tampoco sabía si esto era igual a un matrimonio o era solo un compromiso sin nombre. Pero, de lo que sí estaba segura, era de que Cadell era malditamente insaciable, y no me importa realmente como me llame mientras siga haciendo lo que mejor sabe hacer; llevarme al maldito límite.

Cerberus carraspeó incómodo mientras el portal se abría moviendo mi cabello a causa del viento que ocasionan los espirales en movimiento. Sonreí poniéndome de puntillas dejándole un beso sonoro en la mejilla para fastidiarle y luego caminar hasta el portal mientras el se limpiaba el rostro con un gesto de desagrado.

Entre Uniones de SangreWhere stories live. Discover now