Capítulo 6: Verdades ocultas.

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Mi padre era apasionado a la literatura y las letras, eso lo llevó a ser escritor de novelas románticas cuando yo era niña

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Mi padre era apasionado a la literatura y las letras, eso lo llevó a ser escritor de novelas románticas cuando yo era niña. Recuerdo vagamente las noches donde solía espiarlo para aprender desde lejos acerca de su trabajo, ya que muy pocas veces Adriel me permitía entrar a su despacho, siempre con la excusa de no ser lugar para una niña curiosa como yo; pero sabía que mentía. A pesar de que nunca daba razones concretas acerca del porqué no podía entrar al despacho, algo en mi me decía que tenía que ver con los libros extraños que tenía en el librero de pared.

El librero estaba repleto de libros de historias de romance, fantasía y suspenso. Eran las categorías literarias que tendía a leer, cuando mamá se dormía, y él se quedaba en su despacho en el mueble de cuero junto a la ventana. Pero, algunas veces,  mientras yo lo espiaba por una pequeña rendija de la puerta, podía ver como tomaba los tomos que descansaban en lo más alto del librero, donde ni siquiera poniendo mis pies infantiles en punta sería posible que los alcanzara. La curiosidad desbordaba mi sistema cada vez que se sentaba a leer los libros con las portadas llenas de símbolos extraños, y mucho más, cuando por alguna razón su rostro parecía cambiar. Pero en ese tiempo, esas ilusiones las relacioné con mi imaginación infantil; ahora, no estaba del todo segura.

Recuerdo una noche en concreto. Eran pasadas las tres de la mañana, y el insomnio me ataba como olas de mar impidiendo que durmiera. Me levanté de la cama, sabiendo que al momento de abrir la puerta del despacho me encontraría con mi padre leyendo sus libros extraños. Pero esa noche, fue diferente. Al momento de poner mis pequeñas manos sobre la puerta y posicionar mi ojo en la hendija de la puerta, me lleve la sorpresa de encontrar a mi padre con el codo sobre el reposabrazos del sofá mientras que con los dedos de su mano acariciaba su sien, viendo directamente en mi dirección. Por un segundo me espante sin saber muy bien que hacer pero para mi mayor confusión; Adriel echó a reír para luego hacerme una seña con la mano invitándome a entrar.

Con las manos pequeñas unidas frente a una pijama de flores, la Adira de ocho años se acercó sin pensarlo dos veces.

— ¿Cómo has sabido que vendría a espiarte? — pregunte con la voz en un tono aniñado y lleno de confusión inocente — He sido silenciosa.

Mi padre soltó una risa baja mientras me hacía una seña con la mano para que entrara al despacho. Mis pies descalzos resonaron en el suelo de madera al mismo tiempo que mi resoplo a causa de la frustración de haber sido descubierto.

— He sabido que me espías desde hace dos noches. Escuché tus pasos desde el primer día que decidiste esconderte tras la puerta — dijo mi padre quitándose las gafas para leer y dejándolas sobre la mesa de lectura junto al lindo sofá de cuero marrón donde siempre se sentaba a leer. Sonrió de la forma más bonita, y yo le devolví la sonrisa— ¿Qué quieres saber, Adibu?

El mote que solía decirme desde que era una bebe logró que ensanchara la sonrisa mientras aceptaba los brazos de mi padre amoroso para sentarme en su regazo y enseñarme el libro que leía. El nombre "Entre Destellos de amor", reflejado en la portada con hermosos detalles dorados y una ilustración bellísima de una pareja enamorada fue lo primero que detalle. El nombre del autor se veía en letras más grandes, y a juzgar por las vestimentas extrañas de los personajes, sabía que se trataba de un libro de romance y fantasía.

Entre Uniones de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora