Capitulo 42: La primera noche.

6.8K 482 264
                                    

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene contenido +18. Se recomienda discreción.

Caí encima de Azucena y ella me apartó rápidamente mientras se ponía de pie

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.

Caí encima de Azucena y ella me apartó rápidamente mientras se ponía de pie.

— ¡Ciérralo! ¡Ciérralo! — le gritó a Cadell y él en respuesta movió las manos con torpeza ocasionando que el portal se cerrara de golpe — Santos dioses. ¿Cómo sabías que mi madre venía de camino?

Me pregunto tendiendo una mano en mi dirección como ofrecimiento para levantarme, la cual acepté. La tela del vestido comenzó a molestarme con cada movimiento que hacía. Azucena se quitó el antifaz, mientras el hechizo de species comenzaba a desaparecer devolviéndole su apariencia habitual. El portal nos había dejado en el despacho de Astrophell, más no vi señales de él o de Esmereé en la estancia. Escuché a mis espaldas la respiración agitada de Cerberus, mientras Azucena me observaba esperando una respuesta.

Trague saliva antes de contestar.

— El espejo me lo ha dicho— respondí mientras recogía la corona que yacía en el suelo, para luego darme vuelta y poder sentarme en una de las sillas de cuero— Me ha dicho muchas cosas.

Me desplome en la silla, frotando mis ojos con el índice y el pulgar, y con la otra mano dejaba la corona sobre el escritorio. Me incliné hacia abajo para quitarme las zapatillas y poder estirar los dedos de los pies. Sentí tres pares de ojos observando impacientes, pero los ignoré, me sentía demasiado perturbada por las imágenes que me había mostrado el espejo como para enfrentarlos. No estaba segura de cómo me sentía con respecto al supuesto futuro que el espejo del destino me mostró. Trate de convencerme de que solo era una de esas profecías confusas que Azucena había mencionado.

Estaba suplicando a los dioses que tuviese otro significado aquella visión.

El despacho estaba en silencio; sabía que Azucena, Cerberus y Cadell se habían sentado en el resto de los muebles que decoraban el despacho, y aún me observaban. Yo solo podía mirar la corona sobre el escritorio con las manos apretando los reposabrazos del sillón. La cabeza me daba vueltas mientras sentía que las dos gemas incrustadas en la corona se burlaban de mí, incluso, la serpiente de mi pierna se movió, acompañando aquellos pensamientos. Cada vez estábamos más cerca de conseguir los amuletos, lo que significaba, que estaba más cerca de cumplir el trato con Dahlia.

Mire fijamente la corona, hasta que me sobresalte cuando una mano se posó en mi hombro. Mire hacia arriba consiguiendo por fin los verdaderos ojos de Cadell, brillando llenos de promesas. Me sonrió apretando los labios, para luego ofrecer una mano para levantarme.

— Si no quieres hablar de lo que te mostró, está bien para nosotros, Adira— su tono de voz me acarició los oídos mientras aceptaba su mano y me levantaba aún descalza, para luego alzar el mentón y verle a los ojos. El antifaz había desaparecido, y por fin podía disfrutar sin molestias de su belleza masculina— Creo que debemos llevar esos amuletos donde pertenecen, ¿no te parece?

Entre Uniones de SangreKde žijí příběhy. Začni objevovat