Capítulo 40: Species.

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Cadell y yo entramos al comedor con los dedos entrelazados

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Cadell y yo entramos al comedor con los dedos entrelazados. Tenía los hombros tan tensos que tenía que moverlos para apaciguar el dolor. Noté los ojos curiosos de Astrophell, y no pude evitar soltar los dedos de Cadell. Con suerte, el hombre sombra se posicionó junto a Cerberus mientras este le subía y le bajaba las cejas con coquetería; Cadell solo lo empujo con su hombro, a lo cual Cerberus soltó una risa burlona suave. Vi a Isolde y a Azucena hablando en voz baja con Esmereé, parecían discutir acerca de algo. Cuando me posicioné al lado de Astrophell junto a la mesa del comedor, note varios mapas; el que más llamó mi atención fue el de como llegar hasta el castillo de Deliciae. Los pelos se me pusieron de punta de pensar en la guerra.

La Unionis no estaba en el comedor, por lo que asumí que habían realizado otro hechizo de reubicación en nuestra ausencia para enviarla otra vez a las catatumbas donde estaría segura. O al menos por ahora. Los demás se acercaron hasta nosotros tomando asiento. Me senté frente a Azucena buscando su mirada, pero ella solo me ignoró. Deje de insistir cuando la voz de Astrophell resonó sobre nosotros.

— Adira, hay uno de esos acertijos que te dio la Gitana que ha estado resonando en mi cabeza— se rascó la barbilla con restos de una barba que comenzaba a crecer— ¿Podrías repetirlos?

Y eso hice, recite cada uno de los acertijos. Azucena abrió los ojos, y un brillo de felicidad pasó con rapidez a través de ellos. Se inclinó hacia delante poniendo las manos sobre la mesa.

— ¡Repite ese! —  exclamó con un tono emocionado— ¡Ese del cristal!

Reflejado en el cristal, se ve el alma del portador; más él no es capaz de ver, lo que eso conlleva a ser. Quien vea la verdad a través de él, dos amuletos ha de tener— cuando acabe el cántico. El hada soltó un chillido de emoción.

¡El espejo del destino! vociferó con entusiasmo. Luego su gesto cambió a uno de preocupación y sus hombros cayeron junto a sus manos por debajo de la mesa— Que está en Deliciae, y es posesión de mi madre. Carajo.

Oh sí, carajo.

¿Qué tiene de especial el espejo?— pregunte y Azucena se mordió las uñas antes de responder.

— El espejo es una antigüedad en el mundo de las hadas. Se dice que quien ve el espejo, este le mostrará su pasado, presente y futuro. Pero muchas veces, las profecías son confusas, porque puede mezclar las tres líneas temporales en un solo reflejo— explicó reposando sus codos en la mesa para luego poner su cabeza entre sus manos, abatida— Está resguardado en el castillo de mi madre, sería imposible entrar.

Astrophell resopló con frustración. Mientras tanto, Cadell y Cerberus se miraban preocupados de reojo. Isolde acunaba al huevo del grifo pensativa sin saber exactamente qué decir; había estado así desde nuestra llegada, a la única que le dirigió palabra todo este tiempo fue a Azucena. Esmereé chocaba sus uñas contra la mesa en un sonido irritante con una mano, mientras que con la otra acariciaba la cabeza de su serpiente que reposaba entre el hueco de sus senos. Azucena se mordía las uñas filosas con un gesto pensativo, luego pareció recordar algo.

Entre Uniones de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora