Capítulo 21: Verdades ocultas.

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Amara Wonderulf, quien fue mi madre; la mujer que me crio y me abrazo después de que rompiera mi corazón; representaba todo lo que estaba bien en esta tierra

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Amara Wonderulf, quien fue mi madre; la mujer que me crio y me abrazo después de que rompiera mi corazón; representaba todo lo que estaba bien en esta tierra. La recuerdo con el cabello dorado recogido y un sombrero tejido de paja cuando cuidaba las flores en el jardín de nuestra casa, o con las mejillas llenas de harina cuando horneaba esos postres extraños que aprendió a preparar con un programa de televisión demasiado viejo que veía desde que yo era niña pequeña. También recuerdo la calidez de su voz cuando me arrullaba en las noches frías, donde el miedo no me permitía dormir y sus ojos azules eran los que me calmaban justo después de abrazarme para que no sintiera miedo jamás. Era sencilla, amable y hermosa. Era todo lo contrario a la mujer oscura y de ojos brillantes.

Tenia el cabello rojo ondulado cayéndole por los hombros, con una corona de piedra oscura decorando su cabeza. La autoproclamada matrona de las brujas, había dicho Cerberus, y sin duda alguna tenia el porte para serlo. En su rostro lucían los labios rellenos, los pómulos pronunciados, las orejas puntiagudas y los ojos esmeralda iguales a los míos. No me dio miedo el parecido entre nosotras, ya podía entender porque Astrophell había mencionado que yo era parecida a Titania; cuando mencionaron que nos apreciamos, jamas hubiese imaginado que tanto. Era extraño que esta mujer fuera mi madre; tomando en cuenta que lucia unos pocos años mas que yo, aún así; era más que claro de que teníamos un parentesco.

Llevaba un vestido verde manga larga que a simple vista era sencillo, pero si lo detallas con mayor delicadeza, el cinturón en forma de serpiente en color obsidiana alrededor de la cintura hacia que se viera hermoso, aunque; me hizo querer vomitar notar lo similar que era al tatuaje en mi pierna. Traté lo más que pude de disimular mi mirada fija en el cinturón, porque debía de tratarse de una mera coincidencia. La serpiente plateada de Esmereé siseaba en su dirección mientras la mujer de cabello blanco intentaba calmarla acariciando su cabeza. Astrophell, Cadell y Cerberus hablaban en voz baja, y no lograba entender nada de lo que decían.

Yo solo seguía de pie, observando a mi verdadera madre. Las palabras se ahogaban en mi boca, incapaces de salir de mi garganta con todas las preguntas que he formulado para ella en mis días en Maleficae, causando una sensación agria en mi estómago. Apreté las manos a mis costados formando puños, las corrientes eléctricas que azotaron mi cuerpo pudieron hacerme gritar, pero mordí con fuerza el interior de mi mejilla alzando el mentón en su dirección, intentando lucir lo mas segura que podía; demostrarle que no me afectaba su presencia aquí aunque eso fuese una completa mentira. Ella sonrió, y puedo jurar que la mismísima muerte pudo sentir miedo de la maldad que decoraba sus ojos.

— Al fin reunidas— dijo dando dio tres pasos en mi dirección. Yo por mi parte, camine la misma cantidad de pasos hacia Astrophell que ya se acercaba a mí — ¿Huyes de tu madre, bruja?

— Tú no eres mi madre — escupí con ira, ella entrecerró los ojos sin quitarme la mirada mientras se detenía, quedando frente a la mesa — El nombre de mi madre es Amara. No vuelvas a atreverte a relacionarme contigo.

Entre Uniones de SangreWhere stories live. Discover now