Capítulo 31: Venenatum.

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Adira

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Adira

La carne siendo cortada en sonidos pegajosos y los gruñidos de las bestias malolientes a mis costados era lo único que lograba escuchar mientras blandía a Cahya contra sus cuerpos. El círculo de fuego seguía haciendo una muralla a nuestro alrededor, aun así varias de las bestias ya habían encontrado la manera de saltar la barrera ardiente para poder llegar hacia nosotros. Los rayos invocados por la magia de Azucena reventaban en el suelo y los cuerpos de los demonios, mientras que fuertes ráfagas de viento los alejaban lo más posible de la barrera que invocaba con mi magia, aun así, comenzaba a ser un poco más complicado mantener sus cuerpos lo mas distanciados posible del circulo.

Cerberus estaba cubierto de sangre espesa y oscura mientras mordía cuellos y arrancaba sin reparos extremidades alargadas que caían a mis pies o a nuestro alrededor. Las criaturas atacaban sin parar, ni siquiera dudaban en lanzarse en contra de nosotros, por suerte, ninguno dudaba en terminar con su sangre manchando nuestras espadas y nuestra magia. Cadell luchaba con su espada mientras sus sombras cegaban a las criaturas para darnos algo de ventaja.

Aún siguen siendo demasiados para nosotros cuatro, pero seguimos peleando sin detenernos. El carruaje ya estaba destruido, y las maletas junto a la ropa, las provisiones y las armas estaban esparcidas por todo el suelo cubierto de sangre. No creía que quedara absolutamente nada que se pudiese considerar salvable. El olor de putrefacción recorría todo el aire haciendo que la nariz me picara. Una bestia corrió en mi dirección y en una vuelta rápida sosteniendo la espada con ambas manos clavando con agilidad el filo en su abdomen y subiendo con fuerza cortando su estómago hasta el esternón. Cayó al suelo inerte una vez retiré la espada de su cuerpo y su sangre me salpicaba el rostro haciendo que me ardieran los ojos.

Tenia el cabello, las botas y todo el frente del vestido cubierto de esa sangre pegajosa y maloliente. El vestido no ayudaba del todo con la movilidad para blandir la espada, pero, al menos tenia el entrenamiento correcto para saber donde atacar sin necesidad de moverme demasiado. Clave una vez mas la espada en el cuello de otro demonio que intento derrumbarme por la espada, pero fui mucho mas rápida. Con una mano hice que las llamas del circulo crecieran con mayor intensidad, pero algo en mi estomago se revolvió y quise vomitar. Azucena y Cerberus destrozaban los cuerpos de las bestias de cerca, mientras Cadell mantenía a los demonios al margen de la barrera. Podía aguantar un poco mas.

Me sentía demasiado débil por mantener las llamas encendidas del circulo. Aunque quería explotar la magia e incinerar todo, no podía hacerlo. Incendiar todo Tenebris, a pesar de estar luchando junto a su monarca, sería una mensaje de guerra para otros reinos, y eso es exactamente lo que Titania quiere que haga. Sin embargo, he logrado hundir en llamas a varias de las criaturas que me han atacado por la espalda. Cadell no tenía el mismo poder de su título desde la caída del reino, y la Unionis aun estaba sin amuletos como para devolverle su corona; así que nos tocará luchar con lo que teníamos. Por lo menos hasta acabar con mas de la mitad, ahí si podría terminar de incinerar a los que quedaran en pie. Algo me decía que Titania estaba cerca, y no iba a darle el placer de producir una guerra por un ataque de demonios que ella mismo invoco.

Entre Uniones de SangreWhere stories live. Discover now