Capítulo 31

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"Ya no existe el silencio con tantos niños alrededor, es algo bueno, sin embargo, creo que mucha gente ha necesitado el sonido para recordar que todavía hay vida después de todo por lo que pasaron. Yo también.

No estoy segura de cuando recibirás esta carta, pero quiero que sepas que pronto podríamos vernos. Haré un viaje con Conrad al bosque de Siempre otoño, pasaremos las festividades allí y entonces iremos a Vangaw a reunirnos con su comandante, discutiremos sobre la guerra y todas esas cosas espantosas en las que, según los hombres, una mujer no debería meter su nariz. Estoy emocionada.

Conrad dijo que seguiría recibiendo tus cartas, pero todo el asunto de los duendes es algo nuevo para mí, supongo que veré uno por primera vez en el bosque, pero por si acaso, me gustaría pedirte un favor. Confío en ti como nunca he confiado en nadie, sabes que tengo secretos y nunca me has presionado para revelarlos, eres...alguien que de verdad no quisiera perder, pero supongo que esa no es mi decisión.

Dentro del sobre de esta carta hay tres cartas más, probablemente los nombres de los remitentes que verás te harán trastabillar, pero confía en mí, esto es algo que debo hacer. Te juro que si alguna vez tengo la oportunidad, te lo explicaré.

Espero leer algo de ti pronto.

Gracias por ser mi amigo.

Scar".

*****

La mañana era tranquila, los refugiados no despertaban todavía, pero yo había tenido que madrugar para poder partir con Conrad. Él se estaba encargando de todo, preparaba los caballos, se aseguraba de tener la suficiente comida para el viaje, los suficientes abrigos, la suficiente agua antes del próximo arroyo. También me vigilaba, sus ojos se fijaban en mi postura y en el movimiento de mis manos. Era increíble su capacidad de prestar atención a tantas cosas a la vez.

Entrenamiento, me dije a mi misma, era eso. Incluso yo misma me había percatado de que mis posturas habían cambiado, de que ahora no estaba desentendida, procuraba mi equilibrio.

—Déjame cargar eso por ti —ofreció arrebatándome mi pequeña bolsa.

—No es necesario, no es mucho.

—¿Tenías muchos conjuntos en tu antiguo hogar?

La palabra "conjunto" no me pasó desapercibida, muchos otros habrían dicho "vestido", porque eso era lo que usaban las mujeres en las tierras de Wyspertak, pantalones como los que llevaba eran considerados indecorosos y ofensivos. Conrad no quería que pensara que estaba usando algo malo que me desvalorizaba, solo era un conjunto.

—Sí —contesté, paseando mi mano por la cabeza de mi caballo.

—En la ciudad hay algunas tiendas...He escuchado que las cosas son bonitas, quiero decir, la ropa —dijo. Tuve que mirarlo, porque me pareció imposible lo irresistible que se escuchaba su tono brusco con las palabras nerviosas, cuando lo miré, fui impactada por su belleza. Ajustaba las correas de mi caballo, sus manos se veían grandes, desnudas, ninguna palabra suave podía describirlas. Sus hombros anchos y poderosos me robaron el aliento, era alto y a veces olvidaba lo impresionante que eran sus rasgos salvajes a la tenue luz del amanecer—. Si estuvieras interesada, me gustaría llevarte.

Conrad levantó la mirada, enrojecí mientras intentaba recordar de qué estábamos hablando.

Ropa. Correcto.

—Soy una refugiada, estoy segura de que no podría costear esas cosas —carraspeé—. De todas formas, tampoco es algo en lo que piense últimamente.

ScarWhere stories live. Discover now