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Andrés

No puedo creer que tenga que ir al casamiento de mi mamá. Esto es inaudito, realmente me da vergüenza ajena.

Pasó una semana desde que le dije a la morocha que la amo, y mi amor por ella crece cada día más. La pasamos genial, tanto en el trabajo, como en la cama, como en salidas. Su familia es lo más, adoro a su hija y mi mundo es color de rosa desde que estoy con ella.

—¿Seguro que querés ir? —me pregunta acomodando mi corbata. Ella salió de la cafetería solo para ayudarme a elegir el traje.

—No quiero, pero debo. Acordate que tengo que intentar impedirla. Además, Dai y mi hermanita van a estar ahí y es necesario que las vigile —respondo. Suspira y asiente.

—Tengo un mal presentimiento —murmura—. Quiero que te quedes conmigo.

—Morocha, no te preocupes. Solo son nervios por saber lo que va a pasar, no es nada.

—Está bien, pero manteneme informada —expresa. Hago un sonido afirmativo y le doy un beso.

—Prometo que cada dos minutos te voy a mandar fotos y mensajes —contesto. Sonríe y me abraza.

—Ese traje te queda demasiado sexy —comenta. Le guiño un ojo.

—Cuando vuelva de la boda vas a poder sacármelo —susurro.

Se ríe y me da un último beso antes de irse.

—Te amo, ¡no lo olvides! —exclamo mientras se aleja.

Me tira un beso y vuelvo a entrar. Mi hermano me mira con expresión divertida y se cruza de brazos comiendo una manzana.

—Andrés, resultaste ser más cursi y empalagoso que cualquier otro hombre promedio —suelta. Le hago una mueca burlona.

—No sabía que encontrar el amor podía cambiarme tanto —respondo—. La amo muy fuerte, no podría vivir sin ella.

—Sé realista. Yo entiendo ese sentimiento, me siento igual con Merlina, pero simplemente no podés depender de ella todo el tiempo. No porque se separen, sino porque puede desaparecer de la faz de la tierra por algún horrible motivo, porque la vida es así, ¿cómo vas a seguir adelante? Ella es tu primer amor, Andrés, y los primeros amores siempre son fuertes, pero no quiere decir que sea el único en la vida.

—Que pesimista —murmuro.

—Ya te dije, soy realista —responde—. Yo a Mer le digo que no se involucre tanto conmigo, porque puedo tener un accidente con un avión y morirme.

—Pobre Merlina, debería dejarte por ser tan idiota...

—Pensé en pedirle casamiento —suelta de golpe—, pero ella es muy liberal. No le gusta estar atada. Además, todavía no nos conocemos del todo...

—Yo ni siquiera sé el nombre de la morocha y me casaría mañana —lo interrumpo mirando mi reloj—. Bueno, mi querido hermano, nos vemos. Estoy emocionado porque vamos a tener padrastro.

Se ríe por lo bajo y me da una palmada en la espalda a modo de despedida. Salgo, entro al auto y antes de irme a la boda paso por la cafetería para tomar un trago, la verdad es que necesito algo de coraje para impedir el casamiento.

Me dirijo a la barra y el barman me mira con expresión curiosa.

—¿Qué hacés vestido así? —me pregunta.

—Tengo un casamiento, por eso tampoco estoy trabajando —digo.

—Ja, ventajas de que tu novia sea tu jefa.

Una difícil conquistaWhere stories live. Discover now