CAPITULO 75 I SAW HER STANDING THERE

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DANIEL

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DANIEL

Una música de ángeles inundaba cada espacio en Castletown Church. Yo estaba en el altar, impaciente, vistiendo un traje azul oscuro completo que ya me empezaba a fastidiar, viendo como todos llegaban menos ella. Solo quería verla atravesar las puertas de la iglesia.

A mi lado estaban Greg y Nate, igual o peor de nerviosos que yo. El recinto ya se empezaba a llenar, el coro estaba listo y el sacerdote esperando para hacer su entrada; las familias aguardaban felices en sus asientos, las flores parecían recién cortadas, todas blancas y puras. Había velas, lazos y todo lo típico de una boda en pleno verano.

El clima de Irlanda era perfecto, el viento estaba a favor de la celebración, todo marchaba conforme a los planes; el gran problema era que la novia y sus damas de honor brillaban por su ausencia.

Los tres nos mirábamos, ninguno tenía el celular encima.

Mala idea.

Por un momento el pánico se empezó a evidenciar en nosotros tres y en cada uno de los invitados, sobre todo cuando el reloj se pasó notoriamente de la hora estipulada para el inicio de la celebración.

— ¿Crees que se ha arrepentido? —preguntó Greg.

—No lo creo —contestó Nate de inmediato—. Le hacía mucha ilusión esta boda, sería un mal momento para cambiar de opinión y hacer de novia fugitiva.

—Cállate —le reñí sin expresión alguna.

De repente las puertas de la pequeña capilla se abrieron de par en par y todos giraron dramáticamente a observarla con la expectativa de recibir a la novia, pero no. Era Samantha, traía puesto su vestido lila de dama de honor, su cabello en un peinado desecho y en sus ojos solo se leía el pánico.

— ¡Necesitamos ayuda!, ¡Algo pasó!, ¡Rápido!

No terminó de pronunciar esas palabras y ya los tres estábamos corriendo tras ella. Detrás de nosotros, más de la mitad de los invitados corrían también presos del susto, murmurando cosas ininteligibles.

¿Qué carajos había pasado?

Sentía el corazón subiéndome por la garganta.

Bajamos la pequeña colina sin saber a dónde ir ni porque. Solo seguíamos a Samantha quien corría con gran dificultad llevando aun sus tacones.

Aumenté la velocidad de la carrera cuando se divisó a pocos metros la escena: La Novia estaba de pie junto al auto, el cual había chocado contra un muro de piedra antiguo; salía humo del capó. No había perdido la elegancia pero lucia bastante preocupada, aun así se veía muy bonita. Lo que me puso nervioso estaba dentro del auto en el asiento del copiloto, era Shadia y le corría un hilo de sangre por la sien. A su lado estaba el padre de la novia y quien conducía el auto. Estaba asustado pero no tenía golpes al menos visibles para mí. La forma en la que había maniobrado el auto le había dejado la peor parte a Shadia.

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