CAPITULO 21 YES IT IS

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SHADIA

Entré con cuidado a la habitación para no hacer mucho ruido, era un poco tarde, quizás Izzy ya estaba durmiendo. Abrí la puerta y las luces se encendieron como cuando la alarma del banco te delata a pleno robo.

No puede ser, era Izzy y me quería en la silla de los acusados.

— ¿Dónde estabas? —Me observó de una manera inquietante.

— ¿Disculpa?

—O mejor dicho, ¿Con quién? Porque el lugar es lo de menos, sé que vienes de tener sexo, lo huelo, se te nota, ¿Quién es?

— ¿En serio, Isabelle?

— ¡Ahhh! —gritó como loca.

—Shhh, vas a despertar a todo el mundo.

Me señaló a un lado de su cama, indicando que me sentase.

— ¡Necesito todos los detalles ya!

—No hay detalles de nada, porque no pasó nada.

Se puso una mano en el pecho e hizo pucheros.

—Me hiere profundamente que no me quieras contar los detalles de tus encuentros nocturnos.

—Por favor, Izzy, estás loca, ¿Cuáles encuentros nocturnos?

—No nací ayer, mamacita —dijo lo último en español.

Me senté a su lado rendida y abatida. La miré de reojo.

—A ver ¿Qué quieres saber? ¿Si me estoy encontrando con alguien? ¿Si me acuesto con él?

—Obvio que lo haces, nada más necesito el nombre, deja el misterio, ni que fuera famoso, ¿O sí? —Abrió la boca en señal de sorpresa.

—Para ya esa película de terror, Isabelle, que no es nadie, no tiene importancia.

— ¿En serio, Babe? ¿No me piensas contar ni un poquito? Adelántame mi regalo de cumpleaños, solo eso te pido.

—Contigo no se puede. No quiero que armes un cuento de la nada.

— ¿De la nada? llevas unos días saliendo y regresando tarde; tú, que no sales ni a la esquina sino es conmigo, me estas traicionando. Dime ya quién es o lo voy averiguar por mi cuenta.

— ¿Me piensas seguir? Dios, enloqueciste.

Nos miramos por un momento y reímos sin parar. Luego se puso bastante seria y reflexiva.

— ¿Es Daniel? —No pude ocultar la risa en mi cara—. Por Dios, si es él. ¡Lo sabía! ¿En serio no me ibas a contar?

—No he dicho que sea él. —Intenté ocultarlo.

—No es necesario, tu cara lo dice todo. Me doy por bien servida.

Mi cara se llenó tremendamente de vergüenza.

¿Por qué no podía disimular nada?

No era justo.

—Sí. Me acuesto con Daniel. ¿Feliz?

— ¡Supremamente! Estoy demasiado feliz. Cuéntame todos los detalles, no me dejes así.

—Ay, Izzy. Estoy más loca que tú. Ni siquiera llevo un mes de conocerlo y ya caí en sus redes. Soy un caso perdido. —Me observó ligeramente extrañada—. No me mires así. ¿Qué voy a hacer?

—Espérame que me perdí, o sea... ¿Desde cuándo se están viendo o haciendo lo que sea que hacen? ¿De verdad? lo conoces solo hace días. Me superas...Dios.

— ¡Ya! no digas eso. —Miré al suelo, no sabía ni siquiera que decir, todo me acusaba a grandes señales—. ¿Recuerdas mi cumpleaños? —Dios, no le podía ocultar nada, tarde o temprano se iba a enterar, prefería que lo supiese por mí, así que le conté todo exactamente como sucedió.

—Estoy en shock, me has engañado, ¿Cómo pudiste?, ¿Te acostaste con él antes de que te lo presentáramos?

—Bueno, en realidad no me acosté con él, lo hicimos prácticamente de pie.

Ambas estallamos en risas.

—Te veo y no lo creo, ¿Qué más me ocultas, Shadia Elizabeth Michelsen?

—Nada, simplemente nos estamos viendo para tener sexo sin compromisos, sin complicaciones, sin una relación, es todo, no hay más nada que decir.

— ¿Estás segura? No pensé que fueses de las que hacen eso, ni tampoco Daniel, vaya que lo aparentan muy bien.

—Ni siquiera sé lo que estoy haciendo.

Recordé de inmediato que no pasé por la farmacia, lo había olvidado.

No me abandones, Dios, prometo que mañana me tomo la pastilla del día después.

—Creí que Daniel era de esos hombres serios, no sé —comenta pensativa—, pensé que le gustaste de inmediato pero para algo más que solo sexo.

—Ya para que no quiero seguir hablando de eso, ya he pecado, ¿Qué más quieres de mí? Necesito dormir.

— ¡Ahhh! —gritó de nuevo—. Con que te estrenaste en el fogoso sexo londinense.

—No lo sé, no fue con un auténtico londinense así que prácticamente aun no lo he hecho.

—Aun...

Reímos, me duché y luego caímos rendidas. 


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