CAPITULO 14 WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS

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DANIEL

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DANIEL

Greg me llamó al celular. Tomé la llamada de inmediato y le hice señas a Shadia que se trataba de él para evitar cualquier metida de pata que nos delatase muy pronto.

—Greg —lo saludé.

—Daniel —respondió—. ¿Dónde has estado todo el día?

—En casa, ¿Dónde podría estar? Más bien, ¿Tú dónde has estado todo el día? ¿No se supone que tenías más planes para hoy? —Intenté sonar algo interesado en sus ideas.

—Bueno, así era, hasta que a la belleza colombiana le dio por salir y adelantarse a nuestros planes.

— ¿Ah, sí? ¿Y eso? —pregunté mientras la miraba a ella, con ganas de soltarle la risa a Greg.

—Bueno, no sé realmente, al parecer ha salido a comer a solas esta noche. Llegamos algo tarde a la residencia y no la encontramos.

—Es una lástima, me hubiese encantado reunirme con ustedes hoy.

— ¿O más bien verla a ella?

—Totalmente —respondí intentando disimular frente al objeto de nuestra conversa.

—Tranquilo —Dejó escapar una risa—, al parecer ella está encantada contigo.

— ¿Sí? ¿Quién o cuál es tu fuente de información?

— ¿Y todavía lo preguntas? Obviamente mi chica está detrás de toda esta información.

—Voy a tener que hablar seriamente con ella, porque la información me llega a medias.

—Ni se te ocurra decirle nada. Puede que pierdas estos beneficios de los que ahora gozas.

—Que descaro el tuyo. —Reí nervioso.

¿A sí que Shadia le había hablado a su amiga de mí?

Interesante.

Nos despedimos y colgué la llamada.

Volví a mirar a esa hermosura que yacía en mi sofá algo pensativa y notablemente nerviosa, como si estuviese en el lugar equivocado.

Antes que yo intentara decir algo, ella lo hizo.

—Me tengo que ir, voy a pedir un taxi.

—No hace falta, yo te llevo.

—No creo que sea prudente, seguro Izzy está en la residencia con Greg y podrían vernos llegar.

—Tienes razón, pero...

—No te preocupes —me interrumpió—, no va a pasar nada, créeme. Londres es bastante segura en comparación con la ciudad de dónde venimos.

—Cierto. —Me quedé pensativo. No quería que se marchase así, simplemente en un taxi. Deseaba llevarla hasta la puerta de donde la recogí.

—Hablo en serio, no pasa nada malo. No es necesario que me lleves de vuelta, no soy ninguna damisela en apuros.

—No se trata de eso. No tengo dudas de que te puedes cuidar sola, es solo que lo más apropiado es que te lleve de vuelta.

— ¿Y desde cuándo usted hace lo más apropiado Dr. Emiliani?

Reí. No podía contra eso, hace rato que había caído bajo sus encantos.

—Con que Dr. Emiliani... Ok. Puedo acostumbrarme a eso.

—Más te vale, porque así será de ahora en adelante.

Me acerqué a ella con una sonrisa amplia. Decir que me gustaba mucho era poco. Era hermosa y la había pasado genial con ella en menos de cuarenta y ocho horas.

Miró su móvil mientras me acercaba a pasos indecisos.

—El taxi llegará en pocos segundos.

—Excelente servicio.

Efectivamente el taxi llegó en tiempo record llevándosela a ella y dejando mi sala vacía pero con su aroma impregnado por todos lados; no sabía a qué olía exactamente, nunca se me dieron bien esas cosas, pero algo si era seguro, su aroma era único y jodidamente adictivo.


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Pasó más de una semana sin que tuviésemos contacto. El hospital me absorbía la energía sin apiadarse de mi alma, no me había comunicado ni siquiera con mi familia. Tampoco había contado con tiempo suficiente para pensarla.

Quería memorizar sus besos y quizás inmortalizar los míos en su piel.

Aunque confieso que en las noches justo antes de caer profundo sobre la almohada, pensaba en todo lo que le podría hacer de tenerla nuevamente pero esta vez en mi cama. 



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Nocturnos © [+18]  ✔️Where stories live. Discover now