Capítulo 24

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Vesta se concentra en el conjuro de sus tías para enviarla de vuelta al Bosque de los demonios.

—Es la primera vez que haces esto —Dice Raksha —Es importante que no olvides cuál es tu destino —Vesta asiente en silencio —Nos vemos allá.

Dicho eso, Vesta desaparece en medio de las luces producidas por la magia de las tres brujas ante los ojos de Borja, quien no hace más que mirarla con preocupación hasta perderla de vista completamente.

—Espero que no pase nada hasta que lleguemos. —Comenta Raksha.

—Las llevaremos al bosque —Dice Mika —Llegaremos más rápido de ese modo.

—Mika —Se acerca Remena —¿Qué pasó con tu otra mitad? —Mika baja la mirada con frustración.

—No lo sé. Luego de que Stolas me separara de ella, no volví a saber nada de mi otra mitad. Stolas la tiene escondida.

—Está dormida —Dice Raksha —Tú conoces a Stolas más que nadie. Y si algo sé de ese brujo, es que suele engañar ocultando las cosas a simple vista.

—¿Por qué me ayudan?

—Porque tú nos ayudarás. —Raksha mira a Remena —Vuelve al bosque con el demonio. Ryuka y yo buscaremos la otra mitad de Mika.

—Pero Stolas...

—Stolas estará ocupado con Borkoff. Además, le importará más Vesta que nosotras.

—Tengan cuidado —Dice antes de abrazar a sus hermanas.

La bruja ve cómo sus hermanas montan al demonio que había aumentado su tamaño para que las mujeres pudieran subir.

Al marcharse, Remena se acerca al demonio lobo con algo de desconfianza. Los recuerdos que tiene de él son suficientes como para dudar de sus intenciones.

—Date prisa —Dice el demonio con impaciencia —No tengo tiempo para tu miedo.

—No todas somos como Vesta o como Rynna —Pone su mano temblorosa sobre el pelaje del demonio. —La mayoría sentimos miedo ante criaturas como tú.

—Sube de una vez, bruja. Debo volver con Vesta...

...

En medio del oscuro bosque, la nieve recién caída comienza a derretirse dibujando un círculo perfecto para luego detenerse en cuanto Vesta aparece recostada sobre la tierra. Al ser la primera vez que se desplazaba con la magia de sus tías, aquello la deja un tanto mareada.

—¿Dónde estoy? —Mira en todas direcciones; pero solo consigue ver enormes árboles y lo que parece una gran y oscura cueva. —Estoy en casa.

La gélida brisa hace que Vesta se abrace a sí misma en busca de no perder el calor que aun tiene.

—No estoy lejos del árbol. Tengo que...

Algo salta sobre ella haciéndola rodar por el lodo y la nieve hasta entrar a la cueva y perderse en la oscuridad.

—¡¿Quién...?!

—¡Eres una estúpida! —Escucha sin lograr verla.

—¡¿Dónde estás?! ¡Déjame verte! —La impresión del ataque hace que su corazón lata rápidamente.

—¿Para qué quieres verme? —Ríe de forma burlesca —No soy diferente a ti.

—Eres el demonio que creé —Intenta buscarla inútilmente —No tengo tiempo para esto —No logra encontrar la salida. —Tengo que ir al árbol.

—¿A ese montón de ramas? ¿Qué tiene de interesante ese tronco podrido?

—Tengo que recuperar sus flores. El brujo...

—¿Te refieres a ese brujo que estuvo aquí? ¿Stolas?

—¿Cómo es que...?

—De alguna forma desperté antes que todos los demás demonios y lo vi cerca del árbol que creaste luego de traicionarnos a todos.

—¿Por qué...? —Siente el violento agarre en sus hombros antes de que un par de luces rojas se enciendan frente a ella.

—Porque voy a cumplir con lo que no pudiste. Mi razón de existir es el deseo de liberar a los demonios de este maldito lugar para que destruyan a todos lo humanos.

—No te dejaré. Los demonios no deben abandonar el bosque.

—Nos diste la espalda —Sentencia el demonio —Borja nunca debió dejar que una humana conviviera con demonios.

—Sin mí tu no habrías sido creada. Sin mí el bosque habría perecido cuando el humano atacó y Borja seguiría sellado.

—Sin ti, los demonios no se habrían hecho falsas esperanzas de que algún día saldrían. —Varias luces rojas comienzan a encenderse en lo que parece la entrada de la cueva —Admítelo niña, jugaste con fuego; y aunque suene irónico, te quemaste.

El demonio libera a Vesta para posicionarse frente a la orda de demonios que la observa impaciente por atacar.

—Quietos. —Los detiene —Es más satisfactorio ver cómo muere por la baja temperatura —Todos obedecen al demonio. —No la dejen salir. Tengo un trío de demonios que recibir...

—¡Espera! —Vesta corre torpemente para intentar alcanzar a su demonio, que sorpresivamente se transforma en ella.

—Nos vemos, querida yo. —Se despide con un ademán burlón —Terminaré con lo que tú misma comenzaste siglos atrás.

El bosque de los demonios (2): Fuera Del BosqueWhere stories live. Discover now